31 de julio de 2006

El arte de mentir


La falsedad y el engaño son artes que precisan una ejecución milimétrica para que su cometido se lleve a cabo con el mayor disimulo posible. No hay mejor mentira que aquella que pasa por verdad. Del dicho al hecho hay un largo camino, y la certidumbre es un bien preciado, sobretodo hoy en día, porque la perspicacia de los que nos rodean es enorme. La gente desconfía por naturaleza. ¿Será verdad? Pero, ¿qué dice éste? ¡Buah! No me creo nada. Estas son las expresiones que encontramos cuando explicamos historias muchas veces verídicas, pero que la costumbre hace que el cerebro las reciba de forma reticente. Sin embargo, hay algunas que todos nos hemos tragado hasta la última coma. Tomen nota.

Todo el lío que ha habido con las OPAs de E.On, de Gas Natural, el presidente de Endesa quejándose, el Gobierno liándola en Europa, el Partido Popular criticando… Todo eso era –y es- mentira. Hemos sido víctimas de una agresiva campaña publicitaria por parte de El Koala. Y si no, pregunten a sus allegados, a ver cuántos saben qué significan las siglas OPA y cuantos saben cantar la canción, aunque sean dos frases. El resultado no deja lugar a dudas. Gana el corral. Lo mismo sucede con el concepto: asuman que el pueblo desconoce los términos económicos más básicos -como el de Oferta Pública de Adquisición-, en cambio es más probable que recite de carrerilla las tres últimas canciones del verano. Hagan la prueba.

El Barcelona es el nuevo campeón de Europa. Yo mismo, culé empedernido, he celebrado el juego alegre y ofensivo del equipo azulgrana. He seguido las celebraciones por televisión empapado de euforia como tantos otros incondicionales de Rijkaard. Hasta que he atado cables. ¿Cuál es el premio por ganar la final? Una copa. ¿Qué hicieron los jugadores después de ganarla? Beber como cosacos. ¿Cuál ha sido la imagen de este jueves en el Camp Nou? Gabri y Puyol rellenando la susodicha Copa de Europa con una botella de cava, suponemos que catalán. Tantos indicios sólo conducen a la conclusión de que Joan Laporta es el nuevo adalid del botellón y que el Camp Nou se convertirá, en breve, en un Pimplódromo descomunal. Lo siguiente viene rodado: la Liga de las Botellas, Joan Lapota, la Federación Española del Alcohol, etcétera.

Después de estas revelaciones, no me tomaría tan en serio según que acontecimientos teóricamente “normales”. Salgan a la calle, investiguen y formen su opinión contrastando fuentes. Ahora bien, hay ciertas cosas que no tienen vuelta de hoja, son siempre verdad. Y si aún así se muestran escépticos, observen el drama de los inmigrantes, la actitud del Partido Popular en el Congreso, la discriminación de la mujer en múltiples ámbitos o el precio de la vivienda. ¿No preferirían que fuesen falsos?

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