31 de diciembre de 2006

2007


Feliz año a todos y a todas, pero no prometáis nada, total, no lo vais a cumplir.


PD: ¿Cómo serían las campanadas en este escenario daliniano? Seguro que con uva y cava, no.




28 de diciembre de 2006

Blogger

La maldita plantilla dots nunca se acaba de cargar bien. Hasta que encuentre una mejor he cambiado a la del fondo blanco, creo que se leerá mejor que con el fondo oscuro. Acepto sugerencias.

Cagar

- Señorita...
- ¿Caballero?
- En su portal cagar quiero
- ¡Indecente!
- Cagaré de frente
- ¡Descarado¡
- Cagaré de lado
- ¡Indecente y descarado!
- Señorita ya he cagado.

27 de diciembre de 2006

Volare, oh, oh…



Nunca me han gustado los eufemismos. Indican que estás hablando con alguien que te quiere esconder algo, no te da toda la información que, quizá, deberías o te gustaría saber. En los aviones siempre hablan de ponerse el chaleco en caso de emergencia. A ver, si me defeco encima, tengo una emergencia. Ponerme un chaleco no me soluciona nada, más bien me pone en un aprieto aún peor. Con lo de “emergencia” se refieren a un piño a tropocientos mil pies de altitud (qué raritos, contar con pinreles) tan brutal que es mejor meterle mano a la persona que tengas al lado, llamar a tus enemigos y decirles todo lo que piensas o aprovechar para beberte todas las botellitas de licor del minibar, antes que ponerse un maldito chaleco amarillo que encima no puedes hinchar dentro del avión.

Qué nadie se alarme por eso, no encontraréis chaleco salvavidas, sino una bolsa de madalenas caducadas. Es un recurso que tienen las compañías para vengarse ya que nadie hace ni caso a las azafatas cuando explican que tienes varias salidas de emergencia a los lados. Bueno, una vez dejé de hojear el periódico y presté atención, entonces la azafata afirmó que el chaleco se puede inflar soplando por unos tubitos de todo a cien que lleva pegados con Imedio. ¡Por Dios! ¿Y después se extrañan de la desatención de la gente? En realidad, podrían ponder un espectáculo de estriptis o a un monologuista, seguramente captarían más la atención (y el asombro) de los pasajeros.

Después te explican lo de la despresurización. Tranquilos, caerán mascarillas de oxígeno que te salvarán la vida. Chorradas. Algunas sólo suministran helio y acabas pidiendo ayuda como los pitufos. Las demás están conectadas al WC para que, con los efluvios, te desmayes y dejes de incordiar con tu repetitivo grito de “Vamos a morir”. Más tarde, después de estas explicaciones reparten la prensa. Antes existía la democracia y todo el mundo podía disponer de un ejemplar (todos, menos los de las últimas filas). Ahora nada de nada. Cuando se acaban las filas de business class, el uniformado de turno da mediavuelta y cierra las cortinas. ¡Pero bueno! ¿Qué es este clasismo? ¿Acaso los turistas olemos mal, o tenemos menos ansias lectoras? O todos, o nadie.

El nombre de la categoría me da que pensar. Si te vas a Egipto (por ejemplo) con tu cámara, tu gorro y tus chanclas con calcetines, pero viajas en business, ¿te verás obligado a dedicarte a los negocios al llegar? Y un tiburón de las finanzas, o un empleado trajeado que viaje en clase turista, ¿debería comprarse una cámara, una camisa estampada con atardeceres tropicales y un sombrero mejicano y turistear al llegar a su destino dejando sus quehaceres oficiniles abandonados al tun tun? De la misma manera que la respuesta para los dos preguntas es no, exijo desde aquí el reparto generalizado de prensa ¡hombre! Y también unas tapas y unas cañitas.

Así te darían igual los retrasos, una de las lacras de la aeronáutica. Además de llegar tarde a tu destino, no puedes aprovechar el tiempo del retraso en nada. N-A-D-A. A no ser que practiques la meditación profunda o te diviertas mirando las pantallas que anuncian los vuelos, un aeropuerto es uno de los lugares más aburridos que existen. Aunque quizá sólo lo sea para mí. Y es que antes de volar (les escribo estas líneas desde un MD-88 de Iberia cubriendo el trayecto BCN-PMI), justo cuando han avisado por megafonía de que se podía embarcar, todos han corrido hacia la puerta número 21 como posesos. Sólo puede significar dos cosas:

1- Nadie se ha enterado aún de que los asientos van numerados
2- Sin nadie proponerlo, de forma tácita, se han creado unas diversiones aeroportuarias para matar el tiempo y yo me quedado excluido de su comprension. Me imagino que ganaré el primero que entre en el avión, premio harto contraproducente ya que la espera dentro del aparato es mucho peor.

Les dejo que estoy a punto de aterrizar en Palma. Me despido no sin antes pedir a los pasajeros que viajan en el avión que no aplaudan al tocar tierra que esto no es el circo, ni un programa de Buenafuente (¡déjenle hablar! Pueden reírse sin aplaudir) y, total, el piloto se pondrá en huelga en menos que canta un gallo. De todas formas, feliz vuelo.



19 de diciembre de 2006

La tentación de San Antonio




¿Vamos a estirar las piernas?, dijo Dalí, y sus mascotas gigantes se lo tomaron al pie de la letra. Ya se sabe, los animales surrealistas te sorprenden por doquier. Estiran las piernas 25 metros y se quedan tan panchos. Quizá no caminan con las patas, es que se han dejado las pezuñas largas, eso sí, con una capa de esmalte para que soporten las 5 o 6 toneladas de peso de los elefantes domésticos del pintor de Figueres. Es un tema sacarlos a pasear, porque hay que llevarlos hasta el desierto de San Antonio (el streaker con la cruz) para no asolar los parques. Y es que las deposiciones de toda la prole animal del cuadro podrían enterrar árboles, toboganes, niños y abuelos incluidos.

Precisamente San Antonio intenta protegerse de las tentaciones con una cruz, según dicen los analistas de arte, pero yo creo que Dalí pintó un pseudookupa-moloporquesoyasocial protestando por el desalojo de su desierto (es que no hay ni una montaña para cobijarse) y, al creer que llegaban los antidisturbios, esgrimió sus dos flautas en forma de cruz como diciendo: ¡Como os acerquéis me pongo a tocar el Bolero de Ravel! Ahora se entiende la cara de susto del caballo y la barba desarreglada y el tono negruzco de la piel de San Antonio. Las mujeres desnudas no sorprenden conociendo de antemano la mente calenturienta de Dalí. Ya sabéis, amigos, recoged las deposiciones de vuestras mascotas, sean hámsters o rinocerontes.

14 de diciembre de 2006

El grito


¡Ahí va! ¡Los Donuts! Este es el autorretrato de Edward Munch de camino al colegio. Aquí es cuando repara que se ha dejado la merienda encima de la mesa de la cocina. A raíz de esta pintura que realizó a la edad de seis años, nació el expresionismo, una nueva forma de plasmar la angustia existencial o, mejor dicho, el hambre a media mañana. ¿No os pasa que sobre las 11 de la mañana os comeríais un jabalí? Sobre todo si sólo desayunas un mísero café deprisa y corriendo.
Ahora bien, lo que no entiendo es el contorneo del personaje, bailando estilo Axl Rose. ¿Y realmente está gritando? ¿O se tapa las orejas mientras pone cara de asombro? O incluso me aventuro a pensar que está escuchando un disco de Michael Jackson, se aprieta los auriculares a las orejas y suelta el famoso ¡Aw! (el gritito espeluznante del rey del pop negroblancuzco). Sea cual fuere la intención del señor Munch, se quedó sin donuts.

5 de diciembre de 2006

28 de noviembre de 2006

Saturno devorando a su hijo


Saturno se levantó ese día con un hambre atroz. “Madre mía, qué agujero tengo en el estómago”, pensaba. Fue a su cocina y se preparó un bocata de chóped de metro y medio. Ése es el cuadro original, pero Goya estaba graciosillo y pensó: “Le voy a dar el cambiazo en el lienzo. Esto está quedando de muerte”. Un guasón el tío.

Si es que hay momentos en que el hambre es tan grande que te remueve las tripas. Serías capaz de comerte a una persona. Pones cara de loco, te quedas en bolas y, en una habitación a oscuras, le arrancas la cabeza de un mordisco al primero que te parezca apetitoso. En este caso, tu hijo. Con un poco de suerte te verá un pintor famoso y en cosa de días estarás expuesto en el Prado o en la National Gallery, un sitio de estos donde está repleto de estudiantes que han ido obligados y turistas poniendo cara de “Pero si mi sobrino de cinco años dibuja mejor”.

Ya sabéis, alejaos de la multitud –y de vuestros hijos- cuando tengáis hambre.

27 de noviembre de 2006

El sueño de la razón produce monstruos





El sueño de la razón produce monstruos en forma de jefe gritándote por haber llegado 20 minutos tarde al trabajo. Goya debía de ser un tardón, si no, ¿a cuento de qué este cuadro? Además, ¿dormía en una cueva? Lo digo porque hay murciélagos suficientes para las cinco próximas entregas de Drácula (o el director’s cut, Brácula, ¡ese Chiquito!).

Lo que está claro es que estaba estudiando y se quedó frito encima del libro. Es inevitable. Las ecuaciones… Zzzzzz… Buf… El tedio hecho asignatura. Aunque quien dice matemáticas, dice filosofía, historia, etc…

Hay otras razones para que Goya cayera abatido. Pensad en las burlas que debió de soportar con ese apellido tan dado a la rima. Le compadezco: era un hombre atormentado, estudiando temarios aburridísimos, llegando tarde al trabajo y señalado constantemente por su rima genital. A pesar de todo, un genio. Somnoliento, pero un genio.

17 de noviembre de 2006

ArmA

Ya llega!!!!!



Un blog

Me he tirado la tarde entera navegando por diferentes blogs, ¡¡esto es eterno!! Al llegar a uno, el blogroll te ofrece mil posibilidades más, tengo los ojos rojos...
Os recomiendo los dibujos de Lola Lorente, tienen un cierto aire a los monigotes de Pesadilla antes de Navidad.

Sitemeter y google

Cuando creé este blog, no sabía gran cosa de la blogosfera. Tipos de plantillas, blogroll, etc... Me sonaba a chino. Estuve buscando por los demás blogs, por la ayuda de blogger y una de las cosas que me hizo gracia: el contador de visitas. Lo puse por cierta vanidad (como todos) y también porqué me permitía ver de dónde vienen las visitas. A veces alguien me visita desde El Gabinete del Dr. Strangelove, o desde el blog de Miriam, Anunciado en televisión. Pues hoy lo estaba mirando y he alucinado viendo que mucha gente llega a este blog a través de búsquedas surrealistas en google. Mirad:

El arte de mentir
La incredulidad
Colombofobia
El cigarrito notas en flauta
Pedos musicales
Entonces un pan valía dos pesetas
Colchones hinchables por teletienda
Orina de camellos
Tipos de pedos con muestras de sonidos
Final feliz lazarillo de tormes
Silla plegable director de cine
Todo dibujo
Susurro cielo fuego infierno cama
Congelación de la cerveza

Los tres primeros los puedo llegar a entender, pero ¿quién puñetas busca "orina de camellos" o "pedos musicales"? La gente está muy mal.

16 de noviembre de 2006

Agua (Cap. 3 y último)

Al volver en sí, tenía un vaso de agua en las manos y le estaba dando el pésame a los familiares. Procuré comportarme lo más correctamente posible, tratando de ocultar mi turbación (y mi erección).

- Lo siento mucho.
- Gracias, Julia era una gran chica.

Es curioso. Cuando se muere alguien, a todo el mundo le da por hablar bien del finado, incluso a la gente que no lo conocía de nada. En el caso del óbito de un famoso o un artista, se le conceden multitud de premios a título póstumo. Debe ser que hasta que uno no se muere no se le pueden reconocer ninguno de sus méritos.
Al pasar por delante del féretro casi me desmayo. Julia, la chica que me había ofrecido el vaso de agua, yacía inerte en esa caja. Mi sangre no sabía si colocarse en mi sexo o en el cerebro. No me parecía normal asistir al entierro de alguien con quien había hablado (e intercambiado zumos de cuerpo) cinco minutos antes. La cuestión es que no podía permanecer ni un minuto más allí (estas situaciones me matan). Volvía a estar pálido, como un cadáver.
Cogí el metro y, para desconectar un poco de todo y amenizar la vuelta a casa, compré un periódico. Todas las páginas estaban en blanco y ni siquiera podía rellenar un mísero crucigrama. Pero en la última hoja encontré la sección destinada a las necrológicas completamente impresa. Lo peor de todo es que esas esquelas anunciaban mi propia muerte.
Esa hoja de papel era mi lápida. Ese vagón, mi ataúd. Observé como todos lloraban mi supuesta muerte, menos Julia, que sostenía boquiabierta y mostrando una palidez extrema, un vaso de agua.

15 de noviembre de 2006

Agua (Cap. 2)

Entré en un vagón que estaba vacío. Me encontraba solo, vestido con un traje de un difunto, metido dentro de una caja metálica y bajo tierra. Demasiado fúnebre. Traté de imaginarme otras relaciones menos escabrosas, pero entonces se me ocurrían ideas pornográficas que no hacían más que empeorar la situación. ¿No será el metro un pene metáforico y los pasajeros espermatozoides ignorantes de su condición fecundadora?

La constante analogía muerte-sexo en la que me hallaba me dejó un poco aturdido. Al llegar al tanatorio, una chica de cara pálida, gestos inactivos y mirada mortecina, se dio cuenta de mi estado y me ofreció un vaso de agua. Su manera de vestir denotaba claramente una oscura devoción que me era familiar. Estaba seguro de que esa falda y esa rebeca pertenecían a algún familiar suyo ya fallecido. Su apagada voz me envolvió rápidamente.

- Está usted pálido. ¿Quiere un vaso de agua?

- Sí, por favor. Es que las mezclas entre erecciones y cadáveres me dan náuseas.

En lugar de extrañarse, abofetearme o llamar a un manicomio, esa chica de aspecto volátil y etéreo me dedicó una especie de sonrisa que combinaba complicidad y erotismo, aunque tenía algo de siniestra. Julia, así me dijo que se llamaba, desprendía un aroma muy extraño. Era difícil distinguir si pertenecía a la dimensión de los muertos o los vivos. Pero me gustaba y presentía que ella me iba a cambiar el día.

La acompañé a un parque que rodeaba esa ciudad mortuoria y, sin apenas darme cuenta, me abrazó y nos fundimos en un único cuerpo durante un breve instante que, paradójicamente, duró una eternidad.

Agua (Cap. 1)


Melancolía y poder eran las sensaciones que me golpeaban. Melancolía por la muerte, por su muerte. Poder por saber que mi vida permanecía intacta aunque, de hecho, más tarde se convertiría en conocimiento de que algún día me pasaría lo mismo.

¿Cómo hay que ir vestido a un entierro? Tengo la extraña sensación de que en estos acontecimientos sociales que solemos considerar rutinarios siempre me visto o actúo de alguna forma inadecuada y acabo convirtiéndome en el centro de interés. Debe ser algun tipo de envidia o devoción hacia los muertos que he escondido por algún lugar de mi cerebro. ¡Vaya! Siempre llego tarde.

Por suerte desenterré un traje oscuro de mi abuelo que más o menos se acoplaba a mis accidentes corporales. Al vérmelo puesto observé que quizá era un poco macabro, a pesar de que nadie lo supiera, acudir a un entierro con el traje de un muerto. De hecho, esa idea me empezaba a gustar. Podría establecer una relación de complicidad que sólo conoceríamos el cadáver y yo. Ya podía notar la excitación invadiendo mi cuerpo, al mismo tiempo que la náusea. Las prisas desvanecieron esas imágenes, por lo que me apresuré a coger el metro.

6 de noviembre de 2006

Barraques




























Advertencia: De ahora en adelante este blog puede que no se actualice nunca más o que si aparece algún post nuevo sea en una escritura similar a la cuneiforme y con una estructura en forma de hipérbaton constante. Estos serán los primeros síntomas de mis 4 días en Girona, en las Fires de Sant Narcís. Nunca el etilismo había llegado a cotas tan altas. En breve tendrán un documento gráfico explicativo. Voy a transplantarme un par de órganos. Si me ven por la calle, les agradeceré un par de palmaditas en la espalda. No muy fuertes, por favor. Sin más que añadir, porque soy incapaz de teclear, les dejo con la selección musical del día (sólo este sonido podrá revivirme).

30 de octubre de 2006

Calidad

Un buen guión es la mejor base para un buen gag. Basta ya de pseudohumoristas soeces, cutres y garrulos. Que tomen nota de Polonia, un programa de la televisión autonómica catalana en el que se pueden ver gags como este:

25 de octubre de 2006

Caduca hace 1 mes

¿No os pasa que cuando llegáis a casa después de ocho (o más) horas en el curro, lo primero que hacéis es mirar el correo personal o repasar el listado de blogs archivados en Favoritos? ¿Cómo puede ser? Si hay días que en la oficina no despegas la cara de la pantalla, lo último que harías sería eso. Se pueden ir a tomar cañas, ir a dar una vuelta, al cine (por cierto, os recomiendo Hijos de los hombres, pedazo de ambientación) se pueden hacer mil cosas. Pues no, ordenata. Esta peli que os recomiendo debe de ser la primera que veo en 3 o 4 meses. Esto no es vida. Pero engancha.
Estoy aquí, escuchando mi música (PanterA, Pro-Pain, Portishead y Pearl Jam, me ha dado por la P) y, muchas veces, siento que estoy de puta madre. Otras veces pienso que si sigo así acabaré convertido en un ser asocial con almorranas, vista cansada, obesidad mórbida, varices, pérdida de motricidad y vida sexual nula. Ahora bien, el blog tendrá 7 millones de posts y me habré bajado todos y cada uno de los archivos que todos los servidores comparten en la mula, jugaré al Armed Assault 28, al Pro Evolution Soccer 37, tendré una pantalla-holograma y un ratón-teclado integrado en mi cerebro. Creo que prefiero las cañas.

Ahora que lo pienso, llevo tanto tiempo sin actualizar el blog que los temas que me apunté son ahora mismo pinturas rupestres. Quería hablar sobre las fotos que EFE reveló que eran falsas, sí, las de Paquito con Adolfito en la estación de tren. Esto les da, en cierto modo, la razón a aquellos abanderados de la conspiración. ¿Hay que dudar de todo? Quizá sí, pero no volverse psicótico. De todas maneras, lo de la foto es sólo un granito de arena insignificante. ¿O es que alguien aún confía en descubrir quién mató a Kennedy o si el hombre llegó a la Luna? Kubrick tendría mucho que decir en ese sentido. O quizá mejor se lo preguntamos a Acebes, El Señor de las Líneas (de investigación, claro).

También quería comentaros una de las frases más hilarantes que he leído últimamente. No la transcribo literal porque no recuerdo la fuente, era algo así como: “Los Príncipes de Asturias adelantarán el sexo de su segundo hijo”. Aún pongo los ojos como platos cuando la leo. ¿Así que los borbones creen adecuado que su segundo vástago se inicie en las labores olorosoas, calurosas, táctiles y gustativas del sexo antes de los 14 –que es la media española- ? Esto es fruto de la anarquía y el libertinaje reinantes que han corrompido a nuestros queridos y amados y honrados y trabajadores y solidarios y honestos y sinceros y cercanos y…(¿sigo o se nota la ironía?) …reyes. Se ve que el primerizo dice “agua”. No se preocupen, tarde o temprano dirá “euro” y quizá “whisky”.

Así termina este post caduco, otoñal y con ciertas partes algo mohosas.

20 de octubre de 2006

Cosas que dan rabia (2)

- Las sillas, camas y puertas que chirrían.
- Cuando se acaban las pilas del mando a distancia
- Coger el móbil del bolsillo y colgar por equivocación.
- Las hojas de afeitar mal afiladas.
- Cuando el boli no escribe.
- Cuando los camareros te traen sólo un azucarillo para el café con leche.
- El "capado" de ONO y otros proveedores de Internet a las redes P2P. Viva la mula, ¡hombre!
- Un clip doblado. ¡Nunca aguantará nada más!
- Un cubata aguado.

17 de octubre de 2006

Someone said...

¡Xaaaaaaaaaaaaaaaaaapiiiiiiiiiiiiii!!!

Andrés Montes.

Un dibujo

Horas muertas con el Photoshop



13 de octubre de 2006

La selección musical del día

Un escrito antiguo

Llevo días con una sequía mental aguda y tampoco quiero rellenar el blog de vídeos del youtube (a excepción de La selección musical del día). Por eso me he puesto a rebuscar por el PC y he encontrado un texto que escribí hace unos años cuando estaba de bajón. A ver qué os parece:

Vacío

Y dejo de mirar la esquina para cebarme en mi sexualidad manual. Dispersión o concreción. Todo o nada. Mejor nada. Cero. Vacío. Camino de punta a punta sin detenerme a pensar en los antecedentes o en las consecuencias. Ni siquiera en los remordimientos. Aun tocando los extremos al mismo tiempo, el hastío y el aburrimiento se erigen como mis principales virtudes.
[...]

Y no paro de no hacer nada. Entonces aprovecho para huir. Me voy a la etílica irrealidad en un viaje psicotrópico de cuarenta grados de intensidad. Una y otra vez, el humo que me traspasa hace de mí un ser etéreo y desaparezco de nuevo inyectado en sangre. Si vuelvo a mi condición sólida, la verdad se muestra en blanco y negro. Es cuando los espejos cóncavos del callejón del Gato filtran los estímulos a percibir. Por eso me gusta más el otro lado, en el que caigo por un abismo de cadencias sexuales y etílicas, perdiéndome por los sitios que elijo, sin saberlo, al azar.
[...]

Y sólo encuentro ayuda en la esquina de la habitación, traspasándola con la mirada y convirtiéndome en un espectador del todo pasivo. La soledad me ataca en la multitud, aunque me bombardean con preguntas ambiguas. Entonces, mi carácter transparentemente opaco dificulta toda relación convencional y, muy a menudo, la barrera del autismo parece que se puede flanquear con facilidad. En ese momento, puedo deducir que yo ya no soy el que se refleja en el espejo.
[...]

Y muere el sueño en demasiadas noches donde las miradas van dirigidas al infinito y las ojeras son ya una razón de ser. Una sombra lasciva me aprieta contra mí. Mantenemos un espectacular pulso y ella siempre vence, a pesar de que muchas veces me dejo ganar y, por eso, no sé de quién es la victoria, ni contra quién he luchado. Después sólo tengo que esperar a que se repitan los ecos de la culpa, que me golpeen y que me maten un poco más.
[...]

Y ya no soy el que piensa, el que habla, el que mira, escucha y siente. Lo mío es la alienación. Cada día me encuentro externo al mundo o, incluso, a mí mismo. Y noto como una voz interior me narra cuánto está sucediendo, analizándolo todo para no llegar a ninguna conclusión.
[...]

Y sigo siendo intangible porque me inunda el vacío. Un vacío hueco, pero profundamente lleno, cuya contradicción me dirige a ninguna parte para continuar sin hacer nada.
[...]

9 de octubre de 2006

Trabajar


Llevo tiempo yendo al trabajo sólo para observar a los demás, evito la producción a la que me somete la empresa. Es cierto, olvido mis obligaciones contractuales cercanas a la esclavitud y me dedico a la observación etnográfica. Sólo me faltan un bloc de notas y unos bermudas de Coronel Tapioca y me sentiría como si estuviera analizando una tribu perdida en medio del Amazonas. Y es que algunos están aún por civilizar.

Por ejemplo, es curioso como puede llegar a crearse un cisma en una oficina sólo por un botón. El que enciende o apaga el aire acondicionado. Así, se puede ver dos compañeros sentados, uno con un polar y un jersey de lana virgen, bufanda y guantes, al lado de otro que lleva una camiseta imperio, bermudas y chanclas, mientras las gotas de sudor le resbalan por el sobaco. De esta característica hablaremos más tarde. O pingüinos o camellos, no hay término medio para ajustar el termómetro.

Uno de los espacios con más salsa es el office. Qué gran momento cuando entras a tomarte un café y las tres personas que hay dentro se callan al momento mientras empiezan a mirar el techo o el suelo con cara de ?Vete ya, cabronazo, que queremos seguir con nuestra conversación? O sacas un café de la máquina y al primer sorbo te das cuenta que se ha acabado la leche, el azúcar y queda sólo un grano de café. Con estos elementos, un vaso de orina sería más estimulante y agradable al gusto, que no lo que escupe la máquina. Y encima pagas cincuenta céntimos. Medio euro para un laxante nuclear, que sabe a culo y que ni puedes remover porque la cucharita, o lo que sea ese palo, sobresale exactamente medio milímetro del líquido atroz.

Otro tema que me llama la atención son los fumadores. Adictos a la nicotina despreciados y apartados a menudo por el resto. Es que molestan. Entonces separemos también a los hedorosos y halitósicos perennes. No me gusta que fumen en el lugar de trabajo, pero hay algunos que desconocen la existencia del jabón. Amigos, mojar con agua, aplicar jabón, frotar y aclarar. Ése es el proceso. Y en el otro caso, un cepillo y algo de pasta, o un simple caramelo solucionarán esos efluvios malignos que emanan de las bocas de algunos mal llamados compañeros, a su vez aliñadas muchas veces con dientes amarillentos y sarro abundante. Desaparezca la fetidez, hombre ya.

Prosigamos con el análisis. ¿Qué tramarán el grupo de fumadores? Cada diez minutos se levantan todos al unísono y recrean la atmósfera matinal de Londres en la época victoriana (el topicazo de la niebla espesa y misteriosa) en alguna de las esquinas de la empresa de turno. Fíjense en el techo, predomina un amarillo tenue, como el de las camisas que llevan los chinos, junto con el clásico pantalón negro. Y no me tilden de racista, esas camisas tendrían que estar prohibidas por ley, no es culpa mía que los chinos sean fans de ese color mortecino. Es un automatismo inevitable. Diez minutos. Cigarro. Café. Cigarro. Diez minutos, etcétera.

Después existen los L.A.M.O. Esto es, Ladrones Anónimos de Material de Oficina. El día que se reponen las existencias hay fiesta general. Todo se llena de post-its innecesarios, los lapiceros rebosan llenos de bolígrafos con el nombre de la empresa, hay grapas, folios y cuadernos por doquier y se podría nadar en un mar de tóners para la impresora. Pero te giras un momento y medio segundo después, el vacío más absoluto reina otra vez. Sólo quedan tapones de bolis Bic, algún clip manoseado y tienes que escribir en tu brazo clavándote las llaves porque no hay papel ni nada que saque tinta por la punta. La cuestión es que nadie nunca se ha llevado nada. Ya.

Al final, te das cuenta que te tomas veinte cafés al día, tienes ciento cincuenta bolígrafos escondidos en tu cajón, pones el aire acondicionado a menos veinte grados en enero, hueles a pescado podrido, tu aliento es sólido y fumas más que el hijo adoptivo de Sabina y Bob Marley. Y tampoco tiene nada de malo, ¿verdad?

5 de octubre de 2006

Cerveza... ¿demasiado fría?

Aquí tenéis la razón por la cual no hay que olvidarse de haber metido la cerveza del súper (caliente) en la nevera para que se enfríe rápido.




4 de octubre de 2006

La selección musical del día

Esto es tocar el bajo.

CLIFF'EM ALL!!

Una disyuntiva atroz


Duro es el sino de aquel que debe decidir ante dos caminos cruciales. El tormento azota la existencia vital y cada paso significa un remordimiento. ¿Qué sería mejor?, ¿ser perro o ser mosca? Seguro que muchos lo habéis pensado alguna vez, ¿cómo sería ponerse en la piel de un animal con unas costumbres en las antípodas de las nuestras? Dentro de mí no hay consenso. Vagaré errático hasta dar con el camino adecuado, el mosquil o el perruno.

Ser perro debe de ser horrible. Tener todo el cuerpo hasta la punta del pijo llena de pelos y encima limpiarse con la lengua. Lengua que, por cierto, no suele bajar de los siete metros de longitud y por la que emana sudor. ¿Cómo vas a lamer algo con tu sobaco? Puestos a pensar el contraataque es fulminante. ¿Y una mosca qué? Que estás todo el santo día buscando mierdas, y cuando encuentras una te regocijas volando en círculos sobre ella y posándote encima. Comemierdas, eso es lo que son las moscas. Con esa lengua de ventosa y un cuerpo no exento de vello, peor no se puede estar. Además, todo el mundo te quiere chafar, como recientemente apuntó mi pareja, no sin antes mirarme con cara de extrañeza: ¿ser mosca o perro? Tú estás chalao.

Visto de otra manera, ser perro te permite acentuar tu lado hedonista y salidorro hasta niveles insospechados. Las caricias constantes y la permisividad en tu conducta sexual desinhibida son un claro aliciente hacia esta forma de vida. ¿Quién no ha visto un perro intentando fornicar con lo que sea? Una perra, tu pierna, un peluche. Y encima, consentido. Si es que este perro no tiene remedio. Ahora bien, de las mierdas tampoco se libran. Si el perro tiene uno de los olfatos más potentes del mundo, ¿qué coño hacen oliendo mierdas y meados a dos milímetros de distancia? Y con el culo de los demás canes, ¿qué? Los humanos deberíamos hacer lo mismo, correr alborotados para saludarnos, y al encontrarnos, agacharnos y, con gran pose de solemnidad, olernos los respectivos ojetes. Verías tú qué recepciones en Moncloa.

Ahora bien, la mosca se lleva la palma de las virtudes. Volar. Y cuando se cansa, camina un rato por la pared. Se frota las patas delanteras y se acicala las alas y otra vez a ello. Vuelo irregular y zigzagueante, pero vuelo al fin y al cabo. Aunque por un corto espacio de tiempo, ya que dice la sabiduría popular que sólo viven veinticuatro horas o poco más. Un corto espacio de tiempo que la mosca suele dedicar a golpear ventanas, - amigas moscas el cristal existe-. Raro, al menos.

Vistos los factores, no me queda más remedio que optar por una fusión mosquiperra, o moscánica. Intentar adaptarme a los factores del modo perro que me gusten todo lo que pueda, mi pelo corporal aumenta, me gusta dormir y que me acaricien, pero optar por no oler culos ni limpiarme con la lengua. Y todo esto combinarlo con una insectez mosquil adaptada, ser mosca cojonera ad eternam, y sobretodo, volar.

La droga

Amigos, os aviso que la siguiente entrada de la Frikipedia puede provocar un ataque de estupefacción o de risa (o los dos al mismo tiempo).

La droga

2 de octubre de 2006

Reencarnarse


Uno de los temas tabú en este país es, sin duda, la muerte. No nos engañemos, la deseamos constantemente a nuestros enemigos, que siempre son acérrimos, pero nadie quiere hablar de la suya. Total, ¿para qué? Tarde o temprano a todo el mundo le llega su hora. A dormir eternamente, adiós hipoteca, adiós hemorroides, adiós jefe hideputa. Pero… ¿y si no es así? ¿y si existe la reencarnación?

Esa idea me fascina. El abanico de posibilidades a las que optaría sobrepasa la imaginación. Creo que si pudiera elegir adoptaría una forma de vida alternativa. Reencarnarme en mosca. Volar y molestar, dos placeres complementarios y excitantes por doquier. Pero al mismo tiempo pediría ser perro también. Permisividad sexual, comida gratis, hedonismo y algarabía anárquica sin horario establecido.

Sin embargo, cabría la posibilidad de no poder controlar mi nuevo sino. Ahí la picaresca de la rueda fortuna podría jugarme una mala pasada y reencarnarme en papel de váter. Toda mi vida limpiando lefa, culos y demás. Sería perforado por las excreciones de los orificios nasales y no sólo esos agujeros… Marrón y amarilla sería mi nueva bandera. Eso sí, émulo del papel de lija, concentraría todos mis esfuerzos en ser lo más rugoso posible. Viva la erosión y el escozor. Quizá el único momento alegre de mi vida de celulosa consistiría en ser lanzado hacia una portería mientras me desenrollo con brío y blancura.

Cierto es que no todo el mundo desea reencarnarse en otras personas, o en seres modélicos –léase rico, riquísimo, ultrarrico, etc…- sino que otros sátiros comentan sus ardientes deseos de volver a la vida en forma de bragas. ¡¡¡Qué insensatez no especificar!!! Posiblemente el destino, cruel y astuto, les conduciría hacia la residencia geriátrica más cercana, donde el descontrol de esfínter es deporte olímpico. ¿No querían ser bragas? Pues dos tallas.

Ahora bien, creo que la reencarnación no existe, por suerte. Si uno ya da el coñazo en vida, ¿por qué tiene que repetir? Al hoyo y punto. De todas maneras, siempre me asalta la duda de si yo soy yo, o antes era otra persona. O una mosca. O un rollo de papel de váter. Como mínimo, espero que fuese rugoso con saña, culos cabrones.

1 de octubre de 2006

Mis mesas

En el desordenadísimo archivo de imágenes de mi PC he encontrado dos fotos de mis mesas en la época de estudiante. Curioso desorden, porque parece ser que es perenne. Es imposible ordenarlas cronológicamente. Viva el caos.








La selección musical del día

Roisin Murphy... Sin palabras.

Cosas que dan rabia


- Que alguien se coma el último trozo de tu bocata.
- Perder algo que, en realidad, lo tienes delante de las narices.
- Que un guiri se pueda pasear por España hablando inglés o alemán y tú hablando castellano en su país no seas más que un paria.
- Las pipas podridas. ¡Maldito polvillo!
- Sentarse en el sofá después de un día duro y que suene el teléfono.
- Que al cogerlo se hayan equivocado o, peor aún, que hayan colgado.
- Que al sentarte tengas ganas de mear.
- Las motos que pasan por debajo de casa justo en el momento álgido del diálogo de la película o serie de turno.
- Tener que llamarse al móvil a uno mismo desde el fijo por no saber donde está.
- Que los locutores de radiofórmula no se callen hasta la mitad de la canción.
- Las ventanas emergentes no deseades. Cuando hacen pop…
- Los estúpidos anuncios que emiten las salas de cine. Pongan tráilers, por favor.


Completad la lista con vuestras “rabieces”.

29 de septiembre de 2006

Reflexiones estúpidas

¿Por qué Bill Gates se empeñaría en bautizar su interfaz gráfica como Windows? Ventanas, mmmmh... Uno ve cosas a través de una ventana, pero sólo las ve. ¿No sería mejor haberlo nombrado Doors? Uno puede entrar a través de una puerta, poner y quitar y modificar y crear cosas. Hacerlo través de una ventana da una sensación de furtivo, de ilegal, de un camino no natural (¿o acaso entráis en casa por la ventana?). En fin, estas reflexiones serán fruto de las drogas o de la falta de ellas, seguro.

28 de septiembre de 2006

Qué pasa?

Qué pasa cuando no hay nada que decir?
Qué pasa cuando la tele ha muerto y sólo viven las descargas del emule?
Qué pasa cuando las cucarachas desaparecen con la llegada del frío?
Qué pasa cuando Eto’o se lesiona para tres meses?
Qué pasa cuando los números de Lost son un enigma, de momento, indescifrable?
Que sale un post como éste. O sea, no pasa nada.

27 de septiembre de 2006

Hardcore


Hundido eternamente en los círculos underground. Ni siquiera aparecía en las revistas de metaleros. Asociado a violencia, drogas, ignorancia, y demás mierda. Por fin alguien se digna a hacerle un homenaje, aunque sea parcial.

AMERICAN HARDCORE

Clarividencia

Odio la polémica, especialmente cuando aquellos con los que discuto esgrimen argumentos maniqueos, blanquinegristas y unilaterales. Infructuosamente intento hacerles ver los puntos de vista que existen en el mundo, es decir, la infinidad de maneras de abordar un comentario, una tendencia, una idea, etcétera. He visto refrendada esta manera de pensar en el artículo de Antonio Martínez en El País de este domingo. Lean el final:

Después tenemos otra consideración: alguna vez he hecho el ejercicio de salir a la calle en hora punta, en el centro de Barcelona o de Madrid, y contar el tiempo que pasa antes de que me cruce con alguien con el aspecto de Ángel Acebes, Eduardo Zaplana y Mariano Rajoy. A veces quince minutos, a veces media hora, a veces solo los ves en los escaparates. A veces uno se engaña a sí mismo, y le parece que lo que le rodea es lo normal. No, hijo, no. En algún momento hay que desengañarse: el patrón de la humanidad no es uno mismo, y los demas son ejemplares defectuosos de ser humano. No es así. No hay gente normal y gente anormal, ni ideas normales e ideas anormales, paranormales o subnormales. Hay ideas distintas y personas distintas. Lo mayoritario no es lo normal. Es lo mayoritario. Una vez uno asume eso, tiene muchos números para ser, no sólo una persona tolerante, sino incluso, un demócrata. Ánimo.

Ya lo sabéis, lo mayoritario no es lo normal. Sólo es lo mayoritario.
El resto del artículo lo tenéis AQUÍ


Un saludo y gracias, Antonio.

21 de septiembre de 2006

El cansancio


Fulanito es un trabajador incansable. ¿No se cansan de oír esta frase? Estuvo al pie del cañón, dando el máximo, se quedó toda la noche trabajando en el proyecto, adora a la empresa… Madre mía del amor hermoso y Cristo y todos los santos y la leche. ¿Pero este quién es? ¿Qué se ha creído? O es un trepa o no sabe nada de la vida. O sabe demasiado. Porqué su actitud no va hacer nada más que provocarnos problemas. Sobre todo en España.

Cuando sus informes contengan más referencias que los tuyos, y mejor documentadas, cuando el jefe le salude por su nombre y mande a los de seguridad a vigilarte, cuando te deje su tarea para que la termines tú y se lleve todos los méritos, cuando empieces a pensar, incluso tú, que es un trabajador nato y tú un vago atroz incapaz de sacar un café de la máquina sin ayuda. Entonces aquí será cuando tendrás que tomar medidas. Has llegado a un nivel de escaqueísmo tan grande que cualquier ápice de cambio en tu situación debe ser aplacado sin dudar.

Todos sus informes van a llegar sospechosamente manchados de café, arrugados o con manuscritos –por ejemplo, caricaturas del jefe o de su mujer-. Todas las culpas y problemas de todos los departamentos, incluído el informático, van a llegar a su teléfono. En el historial de su navegador sólo aparecerán páginas de “barely legal” –como os pasa a muchos de los que leéis estas líneas-. Correrán mil rumores sobre su pasado turbio en la cárcel, politoxicómano y con tendencia a recogedor oficial de pastillas de jabón. Y no nos olvidemos de las chinchetas en la silla o el laxante en el café. Clásicos que no caducan.

Llegados a este punto, su cansancio físico y emocional empezará a hacer mella en su rendimiento, por lo que eso de “Fulanito es un trabajador incansable” se convertirá en “Fulanito la ha vuelto a liar” o “¿Has visto a Fulanito? Qué mal está, ¿verdad?”. Y tú recuperarás tu estatus anterior: volverás a ser la persona anónima y monótona de siempre. Ése es el espacio vital que has defendido ante Fulanito, el trabajador incansable que lo amenazaba. Si es que nos conformamos con poco, pero que no nos lo toquen. No queremos cansarnos.

19 de septiembre de 2006

Cuestión de modas


Hay veces que uno se pregunta de dónde saldrán las modas o por qué las sigue todo el mundo a rajatabla creando ejércitos de transeúntes uniformados. Pero hay otras veces que la pregunta incide sobre el contenido de una moda en concreto. En especial cuando uno observa la nueva tribu urbana que se ha creado fruto de mezclar a los rastafaris, los vagabundos y los punkis de chapa en la solapa, cresta afilada y politoxicomanía extrema.

Es por eso que, ya que tarde o temprano todos sucumbiremos a “la moda”, le propongo unos breves consejos para no convertirse en una antigüedad viviente. Para estar a la última, siga estas pautas básicas y, en un santiamén, se habrá convertido en uno de ellos.

Córtese el pelo sólo por los lados y déjese larga la parte superior. Adorne su cogote con rastas y mechas multicolor. Puede optar por combinar los estilos rapándose la parte delantera, o la que usted desee. Nunca olvide las rastas o la asimetría. Cuanto más extravagante parezca, mejor. Las crestas punkis ya no se estilan.

Coja toda su ropa y tírela. Sin más. Separe una camiseta y unos pantalones elásticos y rómpalos, agujeréelos, ensúcielos. Ni se le ocurra limpiar esa ropa jamás. Por extensión, tampoco se acerque a gel o champú alguno.

Haga acopio de cadenas, chinchetas, llaveros, cinturones, candados, mosquetones y otros elementos metálicos y cuélgueselos por todo su cuerpo. Si consigue ensartar el mosquetón en su oreja, se ganará la admiración de sus homólogos. Clave, cuelgue o pegue los demás por todo su cuerpo y ropa. Si chocan entre ellos, mejor.

Olvide el hatillo. Ya no está de moda. Reúna todas sus pertenencias en una mochila y/o carrito de supermercado. A mayor cantidad de enseres colgando por el exterior, mayor es la aceptación entre sus iguales.

Desprecie el cristal. Beba sólo de recipientes de cartón. ¿Quién querría un buen vino teniendo Don Simón? En los contenedores de basura, especialmente los cercanos a establecimientos de comida rápida, encontrará todo el aporte vitamínico que requiere su nueva vida. Si no es así, dedíquese al consumo de estupefacientes.

Consiga un perro. No necesitará correa, el animal le seguirá vaya donde vaya. Es inherente a su nueva condición. Quizá por el olor, quizá por compasión, el chucho será su nueva sombra.

Adquiera una flauta. Apréndase una canción que no requiera más de dos notas y, cuando la interprete, equivóquese en una. Repítala hasta que la gente se vuelva loca. Acompañe la interpretación con un ligero ladeo de cintura, es altamente persuasivo.

Para terminar, lo más difícil. Busque su zona de influencia y aprópiese de ella. Establezca un recorrido estándar y recórralo sin parar. Aderece su recorrido con unos andares dubitativos, sincopados. Antes deberá haber memorizado esta frase: “¿Una monedita?”.

18 de septiembre de 2006

Consejos televisivos


Como directivo de programación de una cadena televisiva harto famosa me dirijo a la plebe para que, a modo de arenga, capten la esencia de nuestro ideario hertziano. Por todos es conocida la aceptación de nuestra parrilla vespertina, siendo la vida de cada uno el eje moral que nos acompaña desde hace unos años. Seguro que usted, ávido espectador, ha deseado participar en este cúmulo de emociones que le brinda nuestra cadena. Así las cosas, le conmino a seguir estos pasos para convertirse en nuestra próxima estrella de la tarde. Y de los záppings.

Para empezar, deshágase de sus escrúpulos. No los queremos para nada. No venden. Sea cruel, ruin, venda su alma al mejor postor. O sea, nosotros.

Pierda su educación si es que alguna vez la tuvo. Procure ser grosero, insulte, interrumpa a su acompañante, a los demás participantes, al presentador o la presentadora. Grite cuando le apetezca. En resumen, monte el espectáculo. A ser posible, chabacano y barriobajero.

Reinvente el lenguaje. Anímese con los neologismos, abuse de la perífrasis, cambie los pronombres. No tenga vergüenza, los demás le verán como un igual. Aquí no destruimos la gramática, se trata de una deconstrucción de lo más creativo. Los expertos jamás nos entenderán, estamos adelantados a nuestro tiempo.

En cuanto al aspecto físico, puede ganar puntos si aparece con un diente menos, especialmente si le confiere un aire grotesco. Para este caso, la pérdida de algunos incisivos, conocidos como paletas frontales, es de lo más adecuado. También cabe la opción de engordar 100 kilos o 200 dependiendo del sacrificio de cada uno. La cuestión es llamar la atención.

Fornique con su madre, su padre, sus hijos y cualquier familiar y/o amigo. Cuanto más cerca de la patología sexual, mejor. En este caso sí que hay un tope. La necrofilia no vende en televisión. Deje embarazadas a varias menores de edad. Quédese embarazada con 13 años. Después nos lo cuenta.

Por último, para convertirse en un ser abyecto integral debe recordar que las lágrimas, el dolor, las agresiones físicas o psíquicas se convierten en puntos de audiencia. No nos defraude.

16 de septiembre de 2006

Sin lengua

Para aquellos que prefieren jugar con las letras y las palabras en lugar de escupirlas y rasgarlas, hay un blog estupendo en el que se pueden encontrar cosas como ésta:

Antología
En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no ha mucho que vivía un burrito pequeño, peludo, suave, tan blando por fuera que parecía todo de algodón. Y los sueños, sueños son.

El Deslenguado tiene muchos más como este.

13 de septiembre de 2006

Las vacaciones (2)


Se acabó el verano y es hora de hacer balance. Nefasto un año más. No has viajado, te inventaste una trola tremenda y en la oficina te pillaron por culpa de Fernández, el auténtico Richard Gere de la Polinesia. Llevas semanas siendo objeto de burlas, cada vez más incisivas, por ser incapaz de reconocer que has estado solo todo el verano y has seguido quedando con la abuela de los Jiménez. Encima, tú no lo sabes, pero tiene intenciones de llevarte a la perrera municipal. Ya sabes, el amor no es eterno. Sólo has sido un rollete de verano para ella. Fíjate que ya ni te ponía crema, ni te lanzaba objetos para que los recogieras ni nada.

En la oficina es peor. Como estabas tan integrado en la agreste naturaleza polinésica, según decías, la supervivencia se ha convertido en tu bandera. Te han quitado la silla y rebautizado como el Sinsilla. Todo lo que tu imaginación produjo –es decir, una mezcla entre Indiana Jones, McGyver y Robinson Crusoe- se ha vuelto en tu contra. Te automutilaste en vano. Para rematar, en el tablón de anuncios hay un montaje fotográfico de un San Bernardo enorme y tú. Se titula: “La abuela y el Sinsilla en la Polinesia”. Eso te lo has buscado.

Y te acuerdas de tu metro cuadrado de playa. Pequeño, pero tuyo, al fin y al cabo. Tu espacio de libertad dónde no debías fichar ni presentar hojas de contabilidad. Eso sí, te tenías que levantar a las cinco de la mañana para encontrar ese metro cuadrado. Pero, ¿qué importa un madrugón cuando estás de vacaciones? Así aprovechabas el día. Embutido entre la gente y la arena, y con unas ojeras boriskarlofescas, pero disfrutando. Las mismas ojeras que te producen las once horas diarias que te han asignado en el trabajo. Y encima, durmiendo en la perrera.

Ahora eres el Sinsilla y tienes que teclear sentado en el suelo y el borde de la mesa te hace llaga en las muñecas. Si te pones de rodillas te va mejor pero te destrozas el menisco ya que han colocado piedrecillas debajo de la moqueta. Entonces optas por apilar paquetes de hojas, sin embargo, tus compañeros –ahora archienemigos- sólo cogen papel de tu innovador asiento, cosa por la cual, con el paso de los minutos, vuelves a dar con tus posaderas en el suelo y retomas el deterioro del túnel carpiano. Además, en tu ausencia, las alimañas oficinescas han cambiado ciertas teclas de sitio y tus informes ahora sí que se parecen al idioma que infructuosamente inventaste. Quieres escribir “Estimado cliente” y sólo aparece “Abunga-kelele”. Además de Sinsilla pareces analfabeto, o eso reflejan tus informes jerogíficos.

Y es que, cuando estás en el bucle de ser el hazmerreír del trabajo, sólo sales de ahí cuando otro hace un ridículo superior al tuyo, con lo que coge tu relevo. A este paso, el sitio es tuyo de forma vitalicia. Que sobreviva, dicen los demás. Cuando te hayan despedido, cuando el borde de la mesa haya seccionado tus manos, cuando eches de menos a la abuela de los Jiménez, sólo entonces sabrás que es el momento para vengarse de Fernández.

4 de septiembre de 2006

Uno más

Hoy, 4 de septiembre es mi cumpleaños.
Ya son 28 añitos.
Gracias a la wikipedia, uno se entera de estas cosas:

El 28 es un número compuesto, que tiene los siguientes factores propios: 1, 2, 4, 7 y 14. Como la suma de sus factores es 28, se trata de un número perfecto; concretamente el segundo, después del 6 y antes del 496.

Hay 28 fichas en el juego del dominó.

Los alfabetos danés y sueco tienen 28 letras.

Buscando qué webs tienen el 28 como "leitmotiv", he llegado a encontrar cosas como ésta (no os asustéis, bajad el volumen).

28 de agosto de 2006

Las vacaciones

Se supone que irse de vacaciones es un placer esperado durante meses y que, al llegar a tu destino, pasas los mejores días del año. Asueto, lectura, relajo, descanso y, quizá, sexo esporádico. Al principio, para aquellos que eligen playa, no molestan ni los enemigos del desodorante que te pasan rozando, ni los mocos flotantes en forma de medusa, ni los aficionados al grito pelado durante la siesta –también los hay seguidores del berbiquí, el disco de Camela o cualquier otra variante con exceso de decibelios-. Tampoco molestan los abuelos que plantan la sombrilla encima de tu toalla, ni las comidas infames en los chiringuitos de playa, ni los dos mil niños descontrolados que chillan, corren, tiran arena y lloran sin ton ni son -¿hay exorcistas en las Páginas Amarillas? ¿Es cierto que los padres practican una nueva modalidad de abandono? Primero el perro, luego el abuelo y ahora los niños: “Id a correr por ahí”-. La cuestión es que ni los atascos, ni la arena incrustada en los pies, ni por último las chanclas cortadedos van a mermar nuestro escaso período vacacional. Todo lo compensa el poder no hacer nada. Esa es la esencia, la nada.
La inactividad física y cerebral es algo tan necesario como el latir del corazón. Nada de coger la bici ni hacer largos en la piscina como atletas olímpicos. Tumbona y hacer el muerto, como máximo. Eso es disfrutar. Pero como a la mayoría nos define un carácter bastante hijoputa, lo que de verdad nos hace sonreír satisfechos no es estar de vacaciones, sino que los demás estén en la oficina. Especialmente el director, el trepa y el lameculos de turno. Por eso, y al analizar tus actuales condiciones –niños chillando, arena incrustada, atascos, etcétera- debes planificar minuciosamente tu discurso al volver al trabajo.
Te gustaría explicar tus aventuras en la Polinesia mientras luces un moreno kuntakintil, pero te tienes que conformar con volver o rojogamba o mudando la piel como si hubieras veraneado en el reactor de Chernobil. Y no, tampoco era la Polinesia, pero pudiste apoderarte de un metro cuadrado de arena para tu toalla en esa localidad del litoral de cuyo nombre no quiero acordarme. Hotel, cemento, hormigón y tu metro cuadrado de playa. Bueno, tú tenías tu espacio y, además, la abuela de los Jiménez te ponía crema en la espalda. No sabes quienes son los Jiménez, pero se situaron encima de tu toalla y la abuela era muy simpática. Una pena que te llamara Tobi y te diera galletas Dog Chow. Algo tenías que comer.
Aquí empieza tu plan. Para los de la oficina, el nombre de la cariñosa anciana será Kim Hüe Dong, una exótica aborigen veinteañera de la isla Tokelau con la que entablaste una tórrida relación. Con el Google Images, una foto tuya y un poco de Photoshop completarás tu mentira. A partir de ahora te venerarán como a un dios. Aprovecha entonces para inventarte un idioma –con nombre real, claro- y adáptalo a tu historia. Por ejemplo, en Tokelau, “abunga-kelele” significa “Vamos a concebir hijos a la sombra de la palmera”. Recuerda, tu integración en la cultura polinésica fue total. Vanaglóriate de haber aprendido más expresiones similares e improvisa sobre la marcha. Durante una semana los verás repitiendo “abunga-kelele” por toda la oficina. Ahí reside la simpleza de la condición humana.
¿No has traído fotos? Ojo, aquí te pueden pillar. Exceptuando tu montaje con Kim, las perdiste todas cuando el hidroavión que aprendiste a pilotar se estrelló en la selva. Pudiste sobrevivir comiendo raíces y culebras. Nadie sabrá que en realidad el hidroavión era una bici rosa de paseo y la comida, paellas precongeladas y Calippos del chiringuito. No dudes en rajarte un brazo o las costillas con un cuchillo de cocina. La verosimilitud es esencial. Por último, adórnate con un collar de cualquier tenderete callejero, úntate a diario con barro, Nocilla o cualquier otra sustancia que oscurezca tu macilenta piel –el moreno de la Polinesia te tiene que durar un par de meses- y tatúate cualquier símbolo en el brazo. Su significado lo determinará tu imaginación. Será sólo en este punto cuando las picadas de las medusas, las llamadas constantes de la abuela de los Jiménez, el atasco de cuatro horas o tu incipiente melanoma te serán indiferentes. Eres el rey de la oficina. Pero recuerda, ya sólo te queda un año para planificar las vacaciones del año que viene. El problema lo tendrás cuando aparezca Fernández después de haber ido “también” a la Polinesia. Abunga-kelele, amigo.

19 de agosto de 2006

Un parentésis



TENGO VACACIONES, por fin.

Volveré, muy a vuestro pesar, a finales de agosto/principios de septiembre. Para que paséis el rato, vagos oficinistas, os dejo un par (mallorquín) de vídeos.


Adoro esta música



Back in time (1)



Back in time (2)



Back in time (3)



Back in time (4)



The monkey



Antiguo pero aún impresionante.



Área freak. Ignatius. Ahidoahuuuuuuuuuk.



El Gañán. Genio y figura.



Silly walks


Uno más

Frankie se apunta a lo de los blogs. Una visita a su nuevo espacio nunca está de más.

I WILL GROOVE

17 de agosto de 2006

Michael y Fidel

El otro día vinieron a cenar a casa Michael Jackson y Fidel Castro. Tenía un par de mensajes suyos y les dije que se pasaran un rato. Los muy ratas no trajeron ni el vino ni el postre ni nada. Fidel se excusó con lo del bloqueo, aunque se le escapaba la media sonrisa por lo bajini. Michael se limitó a dar un giro sobre sí mismo y a caminar como si le hubieran untado las suelas de los zapatos con aceite. Como ya predijo en su memorable “Blame It On The Boogie”: I just can’t, I just can’t, I just can’t control myself... Pues no, no puede.

¿Qué hacían los dos en mi casa? Fidel no se podía pasar una pantalla de la Play y, por eso, se inventó lo de la operación quirúrgica. ¡Nos hemos pegado unos vicios al Aniquilador Capitalista! Eso sí, mucho comunismo, pero no le quitas el mando ni a la de tres. Él juega. Tú eres la disidencia. Además, sólo grita: ¡Hasta la victoria siempre! Es un pesado. Pero cuenta buenas historias. Me explicó que cuando se cayó hace un par de meses, no se rompió nada. La cuestión es que había visto en el suelo un billete de un dólar y se lanzó en plancha para atraparlo. Durante los días de convalecencia estuvo de compras por La Habana y aún le sobró cambio.

Michael, entre giro y gritito –el archiconocido y agudísimo ¡auh!- había leído mi columna de hace dos semanas. Su sms decía: k cabron ers, aun consrvo algo d ngro, xo no d pdrast. Acepté su versión con recelo, no sin dejar de mirar de reojo sus pantalones. ¿Los habría limpiado con agua caliente? ¿Vendría de ir a pescar? Espero que no se ponga de moda. Al preguntarle por su extraña indumentaria se palpó la entrepierna sin más. Contesté de la misma forma y seguí con la Play, Fidel con el mando y yo disidente.

Después de horas jugando con Fidel y viendo a Michael danzar, ya se había hecho bastante tarde. Como buen anfitrión les comenté que podían quedarse a dormir en el sofá y en un plegatín oxidado del año tres antes de Cristo. Ante esa disyuntiva, la disputa por el sofá iba a ser de lo mejor de la noche. Fidel jugó su mejor carta: soltó un discurso de 4 horas, dejando al rey del pop en estado de sedación total. Al volver en sí, Jackson reclamó veintisiete niños para poder conciliar el sueño, sólo para eso. You know I’m bad, I’m bad, I’m really, really bad. Le advertí que no volviera a entrar en mi casa con calcetines blancos –encima con rayas horizontales, pero el muy listo las tapa con un ligero dobladillo- y, como me daba pereza salir a buscar niños, le eché un poco de aceite en sus mocasines para distraerle. Baile, giro, gritito y se durmió.

Fidel se quitó la barba postiza y continuó con su discurso mientras dormía con un pijama de los Backstreet Boys. Tengo todos sus discos, comentó durante la cena. Visto el panorama, he jurado no volverlos a invitar, Fidel se ha terminado mi juego favorito y Michael me ha dejado la casa perdida de aceite. El comunismo y el rey del pop han muerto.

Escatoblógico

El fascinante mundo de los blogs te hace comportarte como un canguro. Saltas de post en post, de web en web en una navegación eterna. Empiezas viendo el blog de Operación Lemur, pasas a ver qué coño es el el monstruo de spaghetti volador. Y acabas en una recopilación de tipos de pedos, sin duda, lo mejor.

Pedo tormentoso. Aquel cuya expulsión se ve precedida de relámpagos y cuyo atronador sonido infunde pavor a quien lo escucha. Puede o no ir acompañado de olores característicos.

Pedo incendiario. Aquel que se expele con una temperatura capaz de prender fuego en todo lo que se pone delante. El sujeto que provoca esos pedos suele tener afortunadamente un agujero escamoteable en sus prendas bajas, para poder expulsar esos gases sin sufrir quemaduras. En el siglo XIX inspiró la invención del lanzallamas, arma muy peligrosa hasta para encender cigarrillos.

Pedo musical. El pedo musical como su propio nombre indica tiene una sonoridad armónica y su melodía puede recogerse en un pentagrama. En 1785, en Austria, se fundó una orquesta de pedos musicales, la FurzOrchestren Wien, con algunos de los músicos pediles más reconocidos, al mando del francés Monsieur Gazlacrymogène. Pero tras su primer concierto se les perdió la pista. Exactamente, el salón del palacio en el que se estrenó la primera sinfonía pedológica, se sabe que sufrió una extraña explosión tras lo cual no quedaron ni las paredes de la sala. Se habla de conjura política pero hay quien cree que quizá tuviera que ver con la explosiva naturaleza de esta música, excesivamente novedosa para su época.

Pedo mudo. El que no hace ruido pero sí tiene olor. Es un pedo de generación espontánea, pues todo el mundo dice "yo no fui". Tambien es conocido como el Pedo Ninja: Silencioso pero letal

Pedo ráfaga o de metralleta. Sucesión rápida de pedos pequeños que forman uno más grande. Suele ir acompañado de rubor muy evidente en el rostro de quien lo echa, porque no puede disimularlo.

Pedo inodoro. Contrariamente a lo que se suele pensar, no es el que se expulsa en el WC, sino el que no huele (...) Se cree que este tipo de pedos son una leyenda, aunque todo el mundo asegura echar pedos sólo de ese tipo.

Pedo anti-romántico o pedo suegra. El que la pareja echa en la cama durante el acto amoroso.

Pedo ahogado. Un pedo que se tira sentado o tumbado dentro de la piscina o playa.

Pedo húmedo. No hace falta describirlo. ¡Qué asco! Seguro que sabes de qué hablo.

Pedo flauta dulce. Pedo muy sonoro, pero con aire de pitido. Muy desagrable.

Pedo sincero. Pedo que quien lo expulsa confiesa haberlo hecho. También se llama pedo de gilipollas.

Pedo cobarde. El que sale disimulado con tos, risa, gritos o hasta otro pedo.

Pedo pintor. Como su nombre indica, es el pedo que pinta literalmente calzoncillos, bragas, tangas, pantalones y mallas. (Es necesario un cambio de las prendas antes citadas después de este evento natural)

Pedo Crocanti. Lo mismo que el pedo pintor pero el líquido expulsado es más consistente (para entendernos como un gotele).

Pedo ancla. Es la mítica que uno se echa y ahí se queda el olor durante varios segundos/minutos (incluso horas en espacios cerrados, pequeños y calientes -armarios, hornos, debajo de la manta...-). Normalmente el dueño de este suele escaparse lo más rapidamente del lugar, más que nada, para disimular.

Pedo mochila. Es aquel que nos tiramos y nos acompaña siempre, por lo tanto nos delata.

Pedo ninja. Silencioso pero mortal, emite un sonido en una frecuencia que sólo pueden escuchar los murciélagos y el hedor se caracteriza por su persistencia y gran variedad de matices.

Más, aquí.

Anguí

Un fichaje espectacular para el FC Barcelona. Una pena que sólo sea en la temporada 2024 de mi Pro 5.


Theirry Henry - video powered by Metacafe

MP3 suicida

La banda ancha y un reproductor de MP3 hacen que uno recupere sus antiguos ídolos musicales. Discos que jamás habías comprado o reliquias que ni te acordabas que existían, suenan por fin otra vez. Ese Cd que reposaba guardando polvo en la estantería, ese grupo que te hace decir "Oooooh... ¡¡qué tiempos!!"

Por ejemplo:

Blu in the wall

Otra vez Franki muestra su catálogo de ídolos, esta vez de la brocha, pincel y espray. Bizarro y espectacular al mismo tiempo.



Podéis ver más en su página web original. Click AQUÍ

16 de agosto de 2006

Comodidad


Cuando el calor aprieta, cuando llegas a la playa y te sientas en tu silla plegable, cuando es domingo y nada ni nadie te agobia... ¿qué mejor que espachurrarse en la postura más cómoda posible?

15 de agosto de 2006

Cracks

Vean la mejor versión de Ronaldinho.
Bajen el vídeo de los regates de Henry.
Busquen los sprints de Ronaldo (los pregordura, claro).
O escriban "Kaká" en cualquier buscador de vídeos.

Pues menuda mierda cualquiera de ellos al lado de este diamante. Para cagar y no soltar mojón.

12 de agosto de 2006

Back in time



















Para aquellos nostálgicos que aún anhelan camisetas con llamas, rayos y guitarras eléctricas, además de otros enseres y atuendos varios - todos ellos huella de una genuina adolescencia heavy-metalera- existe un regalo que podrán colocar en sus estanterías a modo de recuerdo. Eso sí, barato no es.

Andresito

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

10 de agosto de 2006

El tubo que no cesa

Zidane y el Tu Tubo, un binomio imparable.

Jueeeegos

¿Cuándo sale? ¿Cuándo sale?




Como mezclar estrategia, tiempo real, humor y Darwin. Todo en uno:

9 de agosto de 2006

Ya hay cartel!!!

Cinematonírico

En verano, la época cinematográfica para el encefalograma plano (con pareado y todo) soñar con un cine de calidad no está tan lejos como parece.

Sueños reales

¿El director? Michel Gondry, un genio capaz de marcar tendencias.

Dimebag

Ni es la efeméride, ni nada especial, pero siempre es un buen momento para recordarlo.



¿No creéis que ha valido la pena?

6 de agosto de 2006

Siempre igual

Cada domingo, igual.

La culpa fue del cha cha cha





La mejor cura, unas risas.

4 de agosto de 2006

Imprescindible

Cita ineludible para los que Chenoa, El Canto del Loco, Bisbal y demás excrecencias sonoras no significan música, sino ruido.






THE FULL METAL JACKETS LIVE

Será día 19 de agosto en la Factoria del So, en Santa María (Mallorca).
Fleten sus aviones, From The Goddamn Rock!

Preescucha en: THE FULL METAL JACKETS

La obviedad


Una de los defectos más incrustados en multitud de instituciones, organizaciones y demás sociedades es la tendencia a la obviedad. Además, se suele juntar con una flagrante demora de la reacción más lógica. Diríjase a la sección internacional de un periódico cualquiera (y digo periódico, no panfleto, tebeo o diario personal) y lea. La ONU pide el alto el fuego. Claro, ¿qué va a ser sino? ¿que aumenten las hostilidades? Naciones Unidas pide una doble con queso. O mejor aún: Koffi Annan pide ser como Michael Jackson, blanco y pederasta (supuesto, vale).

En España, después de una avalancha bestial de cayucos y pateras, ahora el Gobierno firma convenios de colaboración -yo te subvenciono escuelas y formación laboral y tú me controlas tus costas- mientras llegan y llegan y llegan hombres tiritando. ¿Ahora? Siempre hay que esperar a que suceda lo peor para actuar. ¡No prevengan! ¡No piensen! ¡Viva “a posteriori”! Es como el carné por puntos. Han tenido que morir centenares de personas para endurecer las medidas. ¿Tendrán carné de patera los inmigrantes? ¿Perderán puntos si sobrepasan los nudos permitidos?

Otro medio destaca la mirada perdida de los recién llegados (o rescatados). Es curioso, yo en cambio siempre los he visto llegar en limusina acuática, tomándose unos cócteles mientras en el aparato de alta fidelidad suena lo último del chiringuito de playa –léase Georgie Dann o similar-. Al desembarcar, la Guardia Civil los recibe colocándoles un collar de flores, que reciben, eso sí, con la mirada perdida.

Más obviedades. Leo hace un par de días que once cadenas comerciales ofrecen artículos que garantizan el respeto a los derechos de los trabajadores. Es lo que se conoce como Comercio justo (paradójicamente estos productos se perciben entre el público como caros y poco elaborados, sin duda una injusticia. Alguien de marketing diría “No son marcas de confianza”). Estas empresas fabricantes “justas” se vanaglorian de respetar al obrero, un hecho elemental, pero atroz cuando no se produce. Pues estos productos podrían colocarlos al lado de otros artículos cuyas etiquetas rezaran: “Garantizamos que hemos explotado al trabajador que lo elaboró”, “Fabricado por niños menores de 10 años” o “Más falso que un duro sevillano”.

Podría citar centenares de temas con un aumento progresivo de la temperatura sanguínea, pero entonaré el mea culpa. Todo esto hace tiempo que sucede y de forma notoria. Fijarse ahora es una obviedad, adornada con un retraso categórico. ¿Y usted? ¿Se salva de la quema? Obviamente, no.

Pronto llegará

A 24 horas vista del fin de semana se me nubla la vista, empiezan los tembleques, aumenta el riego sanguíneo y segrego adrenalina, endorfinas, melanina y tirolina. La proximidad del sábado altera mi biorritmo, es necesario desconectar del trabajo.

Qué mejor para ello que recordar buenos tiempos, 11 años ha de esta genialidad que, para variar, desapareció de la parrilla y se fue al montón de proyectos brutales y absurdos que no tuvieron apoyo en según que cadenas. Disfruten del vídeo.


3 de agosto de 2006

Mal humor

Cierto es que nadie puede comportarse como querría al 100% y que nos debemos a unas normas sociales implícitas muchas veces -casi todas- estúpidas y engorrosas. Uno se puede tomar a la ligera algunas -no todas- para, como mínimo, sentirse bien consigo mismo. Las relaciones con los demás son una buena punta de lanza. ¿A qué se debe la obligación de emanar simpatía sin causa alguna?
Soy un amante de las buenas maneras, pero es intolerable encontrarse con personas que se atribuyen ser tus amigos ¡y desde hace años!. La camaradería o la complicidad se ganan, no están ahí, no son inherentes a las personas por el simple hecho de coincidir en el trabajo o en una habitación. Ergo, es una pena que aquellos que nos esforzamos por llevar a cabo estos principios se nos trate de ariscos, secos, malhumorados, bordes, hijosputa, chulos, radicales, imbéciles, malfollados, quenoshemoslevantadoconelpieizquierdo (aun siendo zurdos algunos), o cualquier otro calificativo peyorativo.
Alguien que permanece quedo, que no es dicharachero ora sí ora también, que no se ríe de todo y con todos, alguien pensativo, reservado, vale a veces mucho más que todos aquellos que, por el temor de no encajar, hacen el ridículo prestándose a la risa fácil de la masa y crucificando al que queda fuera. Es mejor apartarse del montón y tener una identidad propia.

2 de agosto de 2006

Imitar

Es apasionante como el ser humano, en su afán de perpetuar el éxito ajeno, copia sin más, plagia con descaro y no se preocupa en absoluto de la creación, del trabajo o del esfuerzo. Viajamos hacia lo plano, lo homogéneo, la uniformidad. Además, aquel que sobresale es tildado de raro o simplemente apartado. Humanos como el pájaro lira.

1 de agosto de 2006

La botella

Algunos dicen que está medio vacía, otros opinan que está medio llena. Está claro que las dos visiones son válidas y extensibles a la visión que cada uno tiene de los hechos. Ahora bien, cuando algunos dicen que no hay botella, o que hay dos, ¿qué está pasando? Será el calor. Yo, por si acaso, me bebo la botella entera, así, no hay discusión posible.

31 de julio de 2006

Humedad relativa

La inactividad es algo obligado. El calor húmedo cala en el ánimo y lo único que se puede hacer es NADA. Aún así, sudo como un pollo. ¿Otros animales sudarán menos? ¿Se caracterizan estas aves por vivir en climas harto calurosos y poseer un gran poder de transpiración? Quedan estas preguntas en el aire, flotando, pesadas por la humedad, mientras me voy a buscar un remedio parcial.

Las paradojas


Una paradoja se produce cuando se encuentran dos afirmaciones que se destruyen mutuamente. Es algo que es, pero no puede ser. Por esta definición, debería reducirse al mínimo en aras del progreso, la felicidad u otro fin encomiable. Sin embargo, éste es un fenómeno que caracteriza al ser humano y sus relaciones con los demás, con el entorno e incluso consigo mismo. Los contrasentidos rigen una buena parte de los impulsos de la humanidad, quizá sea por eso que la incomprensión colectiva esté presente por todas partes.

Observo que, últimamente, una de las mayores contradicciones presentes es que las personas que viajan en esa nueva palabra que hemos aprendido, cayuco, se mueren de hipotermia, cuando, en realidad, se dirigen hacia un país que se encuentra en alerta por el calor. Fallecen por un frío terrorífico, pero creo que también les influye el pavor del desamparo. Al mismo tiempo, es raro, porque han tenido el inmenso coraje de embarcarse en esas barcazas, sin fecha de llegada ni garantía alguna de éxito. Unos valientes muertos de miedo.

Todas las noticias que la inmigración produce, destilan un cierto halo de homogeneidad. Son tan parecidas entre ellas que acaban por convertirse en ruido lejano. Como los atentados en Irak o las escaramuzas en Oriente Medio. Ese murmullo uniforme contrasta con la diversidad de casos, de caras, de personas, de condiciones vitales que conforman el contenido de esas noticias clónicas. Precisamente, en Oriente Medio choca la proximidad geográfica de los países en conflicto, limítrofes unos con otros, y su eterna e insalvable lejanía política.

Pese al frío de la noche en el mar, los inmigrantes siguen llegando y algunos continúan muriendo en su búsqueda del calor. No buscan el del termómetro, sino el humano. Mientras tanto, en tierras tan lejanas, que a muchos ni siquiera les importa no saber situarlas en el mapa, los enfrentamientos armados continúan entre vecinos, a veces conocidos, y todos seguimos ignorando y olvidando unas noticias que, paradójicamente, nos afectan y horripilan a todos.

La ficción


Hace tiempo que Marbella sufre un ataque de irrealidad. Para aquellos residentes en otras localidades, esa ciudad destila una curiosa variante de anarquía: nadie manda pero, al mismo tiempo, se rige por una suerte de leyes propias que se transmiten en forma de billete. Nada de traspaso oral o escribanos eruditos. Prima el trapicheo, el mangoneo, las tapaderas y todas las variantes posibles de estos sofisticados métodos. Welcome to the jungle. We got everything you want. Honey, we know the names.

Se equivocó Calderón. Marbella es sueño. Y produce monstruos, sobretodo en forma de alcaldes. Obviando al que descansa (suponemos que en paz) dos metros bajo tierra, su sucesor, Julián Muñoz, es digno de esta aberración onírica. De todas formas, no creo que esté ahora en prisión, con sus iguales, por malversación (¿Será un antónimo de conversación?). Lo habrán detenido por callo malayo, digo yo. Todo en él es un esperpento, no puede ser real. Esa camisa abierta con el collarcico dorado en el pecho, esos pantalones por las axilas, ese bigote atroz, esos modales ausentes y, sobretodo, ser pareja de Chewbacca.

Ya saben de quién hablo. Si aún no lo pillan, comparen la similitud de los alaridos y la cantidad ingente de pelo del personaje de ficción y el real. ¿O son los dos de ficción? (Para los legos en Star Wars, sustituid Chewbacca por el Yeti y tendréis una comparación análoga). Tal cantidad de pelo debería utilizarse de forma altruista, donándolo a asociaciones de calvos o empresas de pelucas. Con una sola patilla del calibre pantojil, 100 millones de melones lisos, como mínimo, reverdecerían para desánimo y recesión de Propecia y Minoxidil. Una revolución estética digna de originarse en Marbella, cuna de lo irreal.

Quizá habría que analizar los caprichos de esta urbe desde otra visión. Fraccionarlo todo, coger parte por parte y darle la vuelta, analizarlo desde otro ángulo, como hacían los cubistas. Con razón el aeropuerto toma el nombre del máximo precursor de esa extraña y fascinante manera de plasmar la realidad, Pablo Ruiz Picasso. Porqué… ¿acaso no es extraña y fascinante esta ciudad ficticia?

Ofender y provocar


Con motivo de la visita de Ratzinger-Z a Valencia para asistir al Encuentro de Familias (considerarán a los demás comunas hippies o grupúsculos de invertidos), pudimos oír al ínclito secretario general del PP, Ángel Acebes, aullar en los medios diciendo que Zapatero tenía la intención de ofender y provocar a los católicos ya que no había asistido a la misa del bávaro en cuestión. Viene siendo habitual que el partido azul tilde de pancartista, ateo, invertido o amigo de ETA a todo aquel que no promulgue con sus mandamientos maniqueos, pero hasta la libertad de religión y de culto hemos llegado.

Sin personalizar en Zapatero, está claro que un presidente de Gobierno representa la totalidad del Estado que, curiosamente, es aconfesional. Entonces, ¿debemos enfadarnos porque no se confiesa? ¿O porque no se levanta y se sienta mientras murmura incongruencias como hacen los acólitos de las iglesias? (Por cierto, ¿alguien entiende esa ceremonia?). Vistas así las cosas, debo poner el grito en el cielo con carácter retroactivo porque durante la presidencia de Aznar asistí a numerosos rituales vudú y no se dignó a comparecer. ¿Por qué no desgarró el gaznate de una gallina con los dientes? ¿Por qué no se bebió su sangre mientras se colocaba sus vísceras a modo de pulseras, collar y cinturón? Ni un solo espíritu fue nombrado ministro. Ofendió y provocó a los que estábamos en trance.

Sigo con el carácter regresivo y debo cargar ahora contra Felipe González. Coincide que durante su mandato, me convertí al Islamismo. Recuerdo que en esta, mi etapa musulmana, González jamás rezó de cara a La Meca. ¿Acaso habló de Mahoma? ¿Y de la montaña? ¿Fornicó con su mujer o comió en el Ramadán? ¿Qué hay que decir de su barba? La ausencia más barbilampiñesca. Ofendió y provocó a toda la comunidad musulmana.

Antes de que el Islam me acogiera cual Mohammed Alí, estuve en los brazos de Buda. Lo sé, mi periplo religioso es harto extenso. Pues bien, nunca vi a Calvo-Sotelo calzarse unas sandalias y ataviarse con una túnica naranja para salir al hemiciclo con el melón afeitado después de someterse a 18 horas diarias de rezo tranquilizador y pacificante. ¿Por qué no ardía el incienso por las calles? ¿Se sentaría en su despacho en la posición de loto? Lo peor de todo, es que los monjes de Shaolin no vinieron de gira en esa época. Ofendió y provocó a todos los budistas.

Pues no, no, no y no. Zapatero no ofende ni provoca a los católicos, por la misma razón que no lo hicieron Aznar, González, Calvo-Sotelo o quien sea. Basta observar como los budistas no se quejaron, siguieron meditabundos, los musulmanes miraron a La Meca y los practicantes de vudú, procuraron mantener su nirvana negro. A la religión se accede a través de la voluntad, no de la coacción. Si seguimos lo que predica Acebes, el jefe del Ejecutivo tendrá que raparse la cabeza y vestir de naranja, adornarse con un intestino como collar, dejarse barba y condenar el condón y el matrimonio homosexual. Eso si que sería una ofensa y una provocación.

La revelación


Ser profesional no está de moda. Todo aquel que pueda dejar algo a medias, cargar con el muerto a alguien o escaquearse, lo hará. Uno que parece que sí lleva su trabajo hasta el límite, que exprime su tarea es el juez Fernando Grande-Marlaska. Quizá me equivoque y esté teledirigido como otros tantos, pero, a primera vista, es la antítesis del laissez faire español. Pasa de treguas, diálogos, precios políticos y otras palabras huecas. Si hay indicios de delito, interviene. Para eso es juez. Si fuera charcutero, cortaría el jamón finito, como toca.

Big-Marlaska, o Fernando el Grande, en su afán por el profesionalismo extremo, podría decretar prisión sin fianza para el Papa, aprovechando que estará de visita por Valencia la semana que viene. Tantos siglos de mentiras, asesinatos en nombre del Señor y opresión, sin ni siquiera pedir perdón, merecen un culpable. Quién, sino el responsable máximo, Ratzinger-Z, el padre espiritual de todos los fieles. Además, dicen que si uno lo va a ver, le perdona todos los pecados. ¡Todos! Su visita es una macrobula papal de incógnito, un festival de indulgencia, una vorágine desatada de perdón. ¡¡¡Como tienen que estar los creyentes de Valencia y el resto de practicantes de España y otros lugares que vayan a verlo!!! Pecando sin parar, envidiando airadamente, haciendo acopio innecesario de dinero con una mirada insolente, comiendo sin hambre y fornicando con desgana, por citar los capitales.

Todos pecamos. De hecho, conozco a más de uno que lo de la fumata blanca lo lleva también a cabo, pero no de la misma forma que en el Vaticano. Por cierto, ¿y si el botafumeiro de Santiago no quema incienso en su interior? ¿A qué responde la cara de los feligreses? La mirada perdida, una intenso sentimiento de satisfacción… Eso no es producto de la mística, el rezo o de la revelación divina, sino del colocón general fruto de la inhalación al por mayor. Cuando se dan la mano, nada de piedad ante Dios, se intercambian papelinas, bolsas de hierba y demás enseres. Y esas frases que murmullan no son más que el precio. Un taleguito, amén. Las catedrales e iglesias son el centro mundial del trapicheo. ¿No me dirán que lo de comerse la hostia no parece la cola de la Metadona? ¿Será que el cuerpo de Cristo tenía propiedades opiáceas, como un generador endógeno de endorfinas?

Ahora empiezo a entender las cosas, viene a mí la verdadera revelación. Lo del Código Da Vinci y María Magdalena se queda pequeño al lado de este descubrimiento: ¡¡¡la Virgen María se refiere a una planta!!! Te chinchas, Dan Brown. Así las cosas, se entienden mucho mejor las leyendas sobre apariciones, la divinidad de Jesús y sus milagros, lo de la paloma fecundante -¿alguien se lo había tragado?- y el sexo de los ángeles. Todo, producto de la turbación psicotrópica. El Cristianismo queda, una vez más, al descubierto, con la sotana en los tobillos y el monaguillo de rodillas, con la doble moral que predican contradiciendo la realidad y el Papa, fingiendo ser ajeno a todo -¿no han visto sus ojeras que le delatan?-, reparte perdón a unos que, paradójicamente, ya están condenados. Por eso el juez Marlaska no interviene la Iglesia Católica. Pensará que ya es suficiente con la pena que soportan: el catolicismo es la impureza del espíritu.

La soledad y el silencio


Dicen que en Picadilly Circus, en Londres, nadie está más de treinta y siete minutos sin encontrarse a alguien conocido. Estuve en esta plaza hace poco y huí al cuarto de hora al grito de “Mind the gap”, temeroso de que sucediera el encuentro. Y es que encima lo anuncian como algo positivo. Sólo me faltaría disfrutar de mis vacaciones y encontrarme con el familiar, conocido o compañero de la oficina de turno. Por suerte, había dejado el móvil en España, así que la incomunicación fue prácticamente total. Todo un lujo hoy en día, en que estar localizable y localizado se convierte en un requisito impuesto por la inercia social.

Hay que fichar al salir y entrar de casa, no se puede desconectar el teléfono móvil, se debe revisar el correo electrónico cada treinta segundos y no podemos olvidar dibujar un mapa con todos los trayectos previstos para el día. Se pierden así dos bienes preciados que, en su justa medida, son necesarios para mejorar la salud mental de cada uno: la soledad y el silencio. Estos dos términos (que así, juntitos, podrían ser un título de un libro de Juan José Millás) arrastran un estigma, a mi parecer, totalmente incomprensible. Basta hacer la prueba. Desconecten su móvil y notarán el creciente enfado de sus allegados. “¿Pero no has visto las siete perdidas que te he hecho? Manda un mensaje y avisa, hombre.”

Que te avise tu puta madre, pienso yo. ¿Se acuerdan cuando no había móviles y no pasaba nada? La comunicación telefónica se establecía si los dos interlocutores se encontraban en sus casas, y si no estaban, pues anda, eso, que no estaban. Si eso, llamo luego. Y todos tranquilísimos. Claro que también puede optar por no encender su teléfono, ya me dirán cuanto aguantan. Se ha perdido el placer de estar sólo, de no hablar, la introspección. Luego vendrán los filósofos y hablarán del hombre como ser social, o el animal político que es. Palabras huecas. El ser humano se rige por individualidades, ansía su propio éxito, pero se encuentra en un medio masificado y, para sobrevivir en él, lo disimula adaptando pinceladas de un comportamiento gregario.

A partir de hoy, no hablen, no llamen, no se encuentren con nadie, no comuniquen a dónde van ni qué van a hacer. Eso sí, sólo si ese es su deseo. En el lado opuesto, quizá Maragall y Rajoy deberían visitar Picadilly Circus y encontrarse con alguien. Ellos están solos, se lo han buscado, aún sin desearlo. Paradójicamente, los dos se encuentran aislados a causa de, precisamente, su compañía. Por una parte, aliados de gobierno que desgastan y marginan; por otra, compañeros de partido que sitian a los moderados. De todas maneras, la soledad no buscada es algo que no deseo a nadie. Exceptuando la parlamentaria, claro.