14 de diciembre de 2007

Grandes

¿Y ahora qué dirán, eh?

11 de diciembre de 2007

Las tres Pes: placer, pipas y palomitas

Hay momentos vitales magníficos cuyo principal leitmotiv es la comida. Muchos ágapes son comparables al sexo y todos sabemos que al comer chocolate, segregamos ciertas dosis de endorfinas que producen en nuestro cuerpo lo que todos buscamos: placer. Comer, segregar, placer. Ese es el orden. Al fin y al cabo ya lo veis, vivimos bajo el yugo de la química y el sistema endocrino. Es como una especie de esclavitud voluntaria, incentivada en cierto modo. Pero, ¿qué ocurre cuando las expectativas se truncan? ¿Quién osa entorpecer nuestro camino hedonista? ¿Acaso las parcas impiden aleatoriamente el goce personal durante el consumo?

Mis amigos en plena discusión

Basta fijarse en las pipas. ¿Quién no ha dicho alguna vez “es empezar y no parar”? ¿Qué tiene ese fruto tan pequeño para engancharnos cual droga dura? He llegado a discutir con mis amigos (quien dice amigos dice atajo de ratas almizcleras) sobre la posibilidad de que las tabacaleras estén detrás de la composición de las pipas. La cuestión es que adicción y placer suelen ir también de la mano. Somos adictos pero no tontos y, si comemos 700 pipas/minuto es porqué nos gustan.

La velocidad de consumo aumenta exponencialmente. Primero poco a poco y al poco tiempo ya deformas el espacio-tiempo. Es entonces cuando, en el momento que estás sumido en una vorágine de deglución, inmerso en un estado de coma piposo, mordiendo y quebrando la corteza con tus incisivos con esa técnica que te ha costado años, sudor y lágrimas adquirir, ahí, justo en ese momento es cuando has dado con la pipa podrida. Te das cuenta porqué al crujir la corteza se desprende un polvillo, señal inequívoca de la convulsión que te provocará en segundos. Amigos, ese es uno de los peores sabores que se pueden probar. Muerdes y escupes -al mismo tiempo que blasfemas- como si expulsaras al mismísimo Satanás. Encima, es perenne; bebed agua, cerveza o comed más pipas. Todo en vano. Ese regusto amargo permanece pegado a tus muelas borrando cualquier rastro de placer que pudieras haber conseguido. Lo que las pipas te dan, las pipas te lo quitan.



La pipa podrida acecha


Las palomitas son otro caso digno de estudio. Quitando el hecho de que valen tanto o más que la entrada de cine (he visto gente pedir créditos para el cubo grande), son otra fuente de adicción a gran escala con el agravante de nocturnidad (u oscuridad, al menos). No han empezado los tráilers y ya nos hemos zampado un cuarto o más. Muchas veces recapacito y me pongo en plan introspectivo “come de una en una, gañanaco, y cuando empiece la peli aún te quedarán”. Inútil, como siempre. Coges una, coges otra y a la tercera vez, ya tienes la palma de la mano rebosante de palomitas. Te las introduces a presión en la boca ingiriendo sólo un 10%, ya que el resto se reparte entre el suelo, tu regazo y la zona muerta, es decir, la gente que tienes al lado, sean acompañantes o no. Lo bueno es que ellos engullen de la misma forma y el entierro palomitil es recíproco. Si no se comen así, no se comen de ninguna manera.




¿Palomitas o cartón?


Por cierto, aprovecho para reclamar la abolición del recipiente pequeño a la voz de ya. Si optamos por éste, cuando suena la musiquita del Movierecord ya no queda nada más que sal en el fondo y por eso nos perdemos todo el proceso troglodita antes relatado. ¡Cubos de cinco quilos ya! Pero que sean de palomitas de verdad porqué lo peor es que en muchos sitios nos estafan y nos dan cartón pintado de blanco en lugar de palomitas. ¿Existe algún cine donde las vendan al menos calientes? Sea como sea, engullimos sin parar. Si durante los tráilers y los treinta primeros segundos de la proyección nos hemos comido el equivalente de nuestro peso en palomitas, la consecuencia gástrica está asegurada. Las próximas horas serán terribles para nuestro intestino, sin embargo, como buenos humanos que somos, la próxima vez que vayamos al cine, caeremos otra vez en la tentación. ¿O no?

3 de diciembre de 2007

Copiar

¿Por qué los directores se empeñan en plagiar, copiar, repetir i remakear?

Si tenemos una primera versión genial, perturbadora, con unas actuaciones bestiales (léase Ulrich Muhe y Susan Lothar).




¿para qué repetirla? Discrepo, señor Haneke.

28 de noviembre de 2007

Noir

El negro siempre se ha asociado al mal fario, a lo oculto, incluso a lo maligno. Cuando tienes que visitar a los suegros, te asaltan presentimientos negros, al firmar contratos laborales sellas tu futuro negro, hay gente que lo ve negro –lo tuyo con la pelandusca esa que te llevaste a lo oscuro –a lo negro, vamos-, hasta frases hechas del estilo “trabajar como un negro”, con la excepción de Ronaldinho que trabajaría más bien poco pero se le considera la oveja negra.

Un pelo de esos tan rizados aumentado dos millones de veces

Yo, para variar, he llegado para defender el negro, al colectivo negro –y muy especialmente a Tyra Banks- y todo lo que sea oscuro, opaco y, lógicamente, siniestro, empezando por el bar de copas que visito con asiduidad cuyo toldo es negro –y no es coña- y su interior casi que también.

Ya está bien de connotaciones negativas. Y es que estos adjetivos, bajo mi prisma, se convierten en otros como elegante, atractivo o sugerente. Si un gato negro cruza delante de mí por la calle, pues que cruce. En un entierro, ¿por qué se viste la gente de negro? La muerte ya es algo terrible como para encima verse obligado a la monocromía. Si añadimos el factor verano, el luto negro pierde toda su esencia para convertirse en programa de adelgazamiento.

Por otra parte, fijaos que a la hora de vestirse para cualquier otra ocasión que no sea un entierro, el negro es refinado -el esmoquin- y agresivo al mismo tiempo -la chupa de cuero-. Además, combina con casi todos los colores, circunstancia que ayuda por las mañanas cuando la apertura ocular no supera los dos milímetros.


No soy un gato, pero doy mal rollo por igual

Uno de los grandes géneros cinematográficos es el cine negro. Y, si es posible, en blanco y negro, así que negro al cuadrado. Muchas veces, está basado en guiones que beben de la novela negra. Ya lo tenemos al cubo.

En el terreno gastronómico, el negro se asocia a putrefacción y mal estado. Comeos sólo lo negro de una fruta y sabréis de qué hablo. Sin embargo, nada mejor que la oscuridad para un buen café humeante o, sin salir del gusto amargo, un vaso de Fernet Branca. ¿Qué decir de las huevas de pescado o el regaliz? Ya en cotas más altas y bajo el filtro del destilado, la etiqueta negra de Johnnie, el archiconocido Black Label, nos demuestra que negro y excelencia pueden ir cogidos de la mano.

Una auténtica joya negra

Si mientras saboreamos alguno de estos líquidos suena el Blackened, el Black Album, Black Hole Sun o, aún mejor, Back In Black, el placer negro está asegurado. ¿Qué decís? ¿Os gusta el negro? Seguro que si se trata de dinero, será un sí rotundo.

15 de noviembre de 2007

La razón del sueño produce ojeras

Situación incómodaAbbie Miller)


Ciertos acontecimientos sólo se producen cuando es de noche. En la oscuridad, todo parece más tenebroso, todo tiende al escalofrío, a los reflejos en los espejos ocultos por un vaho perenne y a las puertas chirriantes. Es en esos momentos de quietud, cuando crees que puedes empezar a relajarte, te sientes bien, incluso cierras los ojos confiado, es ahí cuando ¡ZAS! se desengancha la sábana por la parte de abajo y te asoma el pie captando todo el frío de la habitación y destrozando tu entrada al paraíso de Morfeo. ¿Puede haber sensación más desagradable? Después de haber estado incubando un subclima bajo la manta, con una atmósfera no apta para formas de vida conocidas, todo tu trabajo se desvanece al levantarte para deshacer el entuerto.

El problema es que habías conseguido encontrar la postura perfecta. Esa colocación de cuerpo y extremidades que te permite dejar de moverte como un gorrino en su lodazal, pero que si fuera fotografiada desde un plano cenital desvelaría tu poco sentido del ridículo. ¿Qué sucede con esa torsión de muñeca? ¿Por qué estiras una pierna y encoges la otra? ¿Boca arriba o boca abajo? Ora ocupas tres cuartos de cama, ora aguantas de perfil con un área de apoyo de pocos centímetros. Por suerte, te olvidas del pie asomando al espacio exterior, de tu acrobática y extraña postura, del ronquido de los vecinos, de la moto que pasa por tu calle, de tus quebraderos de cabeza laborales, sentimentales y de autoestima, del ardor estomacal, de la luz de la farola que no permite la oscuridad total en tu habitación y de las incipientes ganas de orinar que te asaltan en ese momento. Por suerte, te olvidas de todo eso y te duermes.


Lo pueden camuflar con otros nombres, pero todos sabemos quién se esconde ahí detrás...


Lo peor es cuando se avecina el amanecer y el cuerpo ha dormido como un tronco, a lo lejos, muy a lo lejos, empieza a sonar el pitido infernal, aumentando de intensidad segundo tras segundo. Pipipipipipipipipi. Pausa. Pipipipipipipipipipi. Pausa. Y entonces es cuando ves que la maldición de snooze te ha atrapado. El efecto snooze está documentado en los ficheros policiales. Es un botón también conocido por los suburbios y el lumpen como “la pausa apócrifa”, “el prolongador ficticio”, “sueños de papel cartón” o “cincominutitosmás”. Sabes que si pulsas ese botón, sólo detienes la agonía cinco minutos a lo sumo, pero lo pulsas igualmente.

En nuestro cerebro, se produce un autoengaño mediante el cual se valoran esos 300 segundos como algo a qué agarrarse como si se tratara de los últimos momentos de vida, es la droga del somnoliento –Pavlov seguro que montaría un experimento con este botón-. Sin embargo, la sabiduría popular indica en sus preceptos que el salto instantáneo al percibir la primera onda de sonido mejora el despertar, en cambio, prolongar la agonía aumenta proporcionalmente el nivel de ojeras y acarrea mal humor matutino. En mi caso, el botón snooze está ya gastado, tengo su marca en mis dedos, caí en la maldición y me perseguirá ad eternam. Suena. Snooze. Cinco minutos de engaño. Suena. Snooze. Cinco minutos…

Después podríamos hablar de las cotorras matinales o los adoradores del mutismo, de desayunar o no hacerlo, de ducharse por la mañana o la noche anterior, pero eso será en otra ocasión.

Felices despertares.

12 de noviembre de 2007

Frases célebres



He visto cosas que no creeríais. He visto adelantar coches por la derecha más allá de la autovía. He visto patatas bravas brillar en la oscuridad cerca del bar de Tanhäuser. Todos esos momentos los vivirás en España con lágrimas en los ojos. Es tiempo de encogorzarse.

29 de octubre de 2007

El Génesis en un acto

Adictos a la fruta


Interior/Día. En el Edenomato, Adán y Eva hacen cola para comprar fruta.


Adán:
¿Quién da la vez?

Eva:
Yo soy la última

Serpiente:
¿Qué le pongo?

Eva:
Un kilo de peras

Serpiente:
No me quedan, pero tengo unas manzanas Granny buenísimas.

Adán:
¿Les falta mucho?

Eva:
No, manzanas no, que me estriñen.

Serpiente:
Le regalo medio kilo de ciruelas si se lleva uno de manzanas. Venga, venga, que me lo quitan de las manos.

Eva:
(A Adán) Oye, deja de mirarme el culo.

Adán:
Pero es que vas desnuda, en Zara hay túnicas por dos sacos de harina y tres cabras. La hoja esa canadiense delante de lo negro ya no se lleva.

Eva:
Pero ¿qué dices? Si aún estamos en el Edén, aún no se ha inventado el trueque. Zara sí, pero el trueque, nones.

Serpiente:
Me temo que en el Edén poco tiempo os queda… (por lo bajini).

Adán:
Pues será cuestión de patentarlo. (Saca una Palm del interior de los calzoncillos Calvin Klein y lo apunta.)

Silencio dramático (espacio disponible para publicidad y promociones)

Serpiente:
Mire, señora, pruebe esta manzana y ya me dirá qué le parece.

Eva:
(La coge y le da un mordisco).
Ah, pues no está nada mal…

Entra el segurata.

Segurata:
Señorita, está prohibido comer en el Edenomato

Eva:
¡Pero si ha sido la serpiente!

Segurata:
Ni la serpiente, ni Rita. A la puta calle.

Adán:
Oiga, ¿me puede atender ya?

Eva:
Oye, ¿no nos expulsaban juntos?

Adán:
Disculpe, señorita exhibicionista, pero no la conozco de nada.


Fin del primer y último acto. Adán y Eva se separan, jamás procrean y la serpiente y Adán viven unos años de lujuria y frutas por doquier. Años después la humanidad (Adán y Eva) se extingue y los helechos se convierten en la especie dominante del planeta.

23 de octubre de 2007

Microrrelatos del apocalipsis

Cielo apocalíptico (© J0rdane)


Ultravioleta
Después de la desertización, los fabricantes de sombrillas, gafas de sol y crema solar se convirtieron en los auténticos jefes mundiales.

Evolución
Primero fue la bomba, luego vinieron las ratas y al final sólo se oía el zumbido asonante de los insectos, los nuevos depredadores.

Hambre
Cuando los humanos decidieron adaptarse al canibalismo, ya era demasiado tarde, nadie tenía dientes con que roer la escasa carne de los supervivientes.

El de Batty
Muchos vieron la estela del meteorito Hammer-3298c oscurecer el cielo. Otros contemplaron olas de cincuenta metros cerca del paseo marítimo. Todos esos momentos se perdieron como lágrimas en la lluvia. Era hora de morir.

Resistencia
Nadie contempló el último nacimiento en la Tierra. Nadie se alegró. La única forma de vida presente en todo el planeta buscó alimento sin resultado alguno. Días después, esa cucaracha murió de inanición acompañada de la lluvia ácida y las tormentas de rayos.

22 de octubre de 2007

Pecadorrrr


El ínclito Manuel me invita a rellenar otro meme. Accedo, por supuesto. El reto consiste en explicar la relación de los siete pecados con cada uno (creo). No pego las reglas, porqué son las de siempre (pega las reglas, invita a alguien, etc...)


Ira
Cuando parece que te has metido una oruga por la nariz y se te ha quedado en la frente, eso significa que estás poseído por la ira. Es el síndrome de la vena hinchada. A mí me ataca a raíz de detalles estúpidos. Curioso, poco estímulo y reacción desmesurada. Mi último ataque de ira acabó con la mesa del ordenador y una silla ciertamente maltrecha. Necesito una habitación con las paredes acolchadas.

Lujuria y gula
El diccionario dice que la lujuria es:
f. Vicio consistente en el uso ilícito o en el apetito desordenado de los deleites carnales.
¿Cómo que vicio? ¿Cómo que ilícito? ¿Acaso me van a detener por ello? Dios, el Big Bang o el monstruo del spaghetti volador asociaron sexo y placer para perpetuar la especie ¿os imagináis que el sexo fuera extremadamente doloroso y, en cambio, romperse el brazo provocara un placer intenso como ninguno? Entonces, perpetuemos sin parar. Digo yo, vamos.


¡¡¡Viva!!!


Y de la gula...
f. Exceso en la comida o bebida, y apetito desordenado de comer y beber.
Pues viva el desorden, ¡hombre ya! Ni en la comida ni en la bebida existe el exceso, acaso la falta de. En cuanto al desorden, ¿existe un orden preestablecido de lo que hay que comer o beber? El apetito es un ente independiente, actúa como y cuando quiere, y yo sólo soy un súbdito que obedece a sus dictados.

Envidia
Os contaré qué es lo que envidio y luego decidimos si es sana o si me corroe. Envidio el horario de los funcionarios, a los que saben hablar en público, a los guionistas de Friends, envidio a los que saben idiomas, a los que tienen las cosas claras (si es que existen), envidio muchos blogs y otras cosas. ¿Veredicto?

Avaricia
Ahí sí que me asalta la contradicción. Temo por mi cuenta corriente y procuro ahorrar en todo lo que puedo, émulo del tío Gilito. Sin embargo, a la hora de la verdad, tomo el dispendio por bandera y actualizo el ordenador, me embarco en bacanales de 50 leuros y asisto a juergas nocturnas en la ínsula y allende los mares por valores superiores al concepto ahorro (que es diferente a la avaricia, pero si no les gusta, me llevo el blog, estilo scattergories).

Soberbia
Creo que lo único que me relaciona con la soberbia son las patatas fritas que hago, porqué me quedan soberbias. Y punto.

Pereza
Vean los lapsos de tiempo entre posts de este blog y entenderán qué es la pereza. Yo creo que me quedé sin pelo por culpa de la pereza de éste a salir. Si no tengo carné de conducir, me saqué la carrera en seis años y una de mis expresiones más utilizadas es “Pfffffff”, es que algo hay, ¿no? Qué asco.

Entonces me queda invitar y digo: Mon, Denke y a Campillo, que tiene su blog en la ruina absoluta.

18 de octubre de 2007

Arena


El sol le tuesta la piel poco a poco mientras hunde las manos en la arena caliente, jugando con las algas resecas, las conchas y las piedrecillas que se encuentra a medida que excava en círculos. Al rato, la piel le escuece tanto que el contacto con el agua, antes refrescante se convierte en una tortura térmica por oposición, pero sólo dura un instante.

No los ha visto y por eso se zambulle relajado, entregado a la inmensidad del mar y dejándose llevar por el vaivén de las olas que le provocan un concierto a dúo en sus orejas, ya el viento y el oleaje, ya la profundidad con su sonido hueco y atrayente. Un motor a lo lejos y poco más altera el bloque sonoro acuático. Gira su cuerpo y se introduce perpendicularmente y con fuerza hacia el fondo. Al llegar, hunde las manos en la arena en busca de nada, sólo de la sensación de penetrar el suelo. Abre los ojos, ve borroso. Escuece, sin embargo continúa mirando al infinito. Justo cuando está a punto de acabarse el aire de sus pulmones, se da cuenta de que están ahí. Pero es demasiado tarde. Coge impulso en balde, la huída es imposible. Los gritos en el agua se pierden, mojados y opacos.

Mientras, la última burbuja de aire que expele escala hasta el nivel de la superficie para estallar en un ¡plop! Sordo. Una ráfaga de viento eleva su toalla y se la lleva a ninguna parte, borrando así el último rastro de su existencia. Las olas rugen y los granitos de arena se recolocan con la brisa. Otro más, parecen querer decir.

27 de septiembre de 2007

Una iniciativa interesante



HANDS & SURF PERÚ


¿Qué es? Es una iniciativa de un grupo de surfistas vascos, que siendo conscientes de las carencias que tienen países como Perú, con un nivel de pobreza elevado (sumados al terremoto), siente la necesidad de echar una mano a través del surf.



19 de septiembre de 2007

Comunicado de prensa

Sólo un par de cosillas:


- mi tarjeta gráfica se ha ido con los de la foto. Es decir, ha muerto. He aprovechado para hacer una nueva remodelación de mi ordenador, cosa que me ha provocado un tremendo gasto y la consecuente inactividad en internet, juegos y demás historias CPU mediante. La semana que viene ya estaré operativo, suerte que en el trabajo... ya sabéis.




- esta noche estrenan Muchachada Nui. No os lo perdaaaaairrrrlll.




7 de septiembre de 2007

Pavarotti - Nessun Dorma

Soy un completo ignorante en muchos temas, pero especialmente en lo que se refiere a música clásica y ópera. Con motivo de la muerte de Pavarotti, he estado navegando por sitios de fans y, como no, por el inacabable youtube. Durante una de estas búsquedas he encontrado este documento impresionante. Si no se os pone la piel de gallina, es que no tenéis sangre. Poneos el babero y observad:

Y si buscáis en youtube Paul Potts, se os caerán las bragas al suelo. A vosotros también.

5 de septiembre de 2007

Dos

El día que desapareció el número dos, Alex conducía por la autopista en dirección a ninguna parte, aún confundido por la desaparición la semana anterior del siete y el nueve el mismo día. Su moto quedó clavada en el suelo y dejó de entenderse con un par de ruedas, pasando a la abstracción motriz. Caminó sin rumbo, por el lado izquierdo de la calzada, hasta que llegó a una zona de aparcamiento, con un motel, un restaurante de carretera, y un local oscuro de perdición, lujuria y anonimato. Ideal para esos momentos.


Todo desaparece
(vía deviantart ©2007 ~jekasafatcow)


Y es que su líbido se había disparado ante lo raro de los acontecimientos. Siempre permanecía activa, como un gerundio, dinámica y chulesca. Antes de volver a la plácida fantasía anumeral, decidió practicar un poco de dispersión seminal con mujeres ávidas de contacto físico –previo pago de tarifas, por supuesto. Aceleró el paso sin el habitual vaivén de los brazos, pues eran indefinidos, como el pretérito. Maldito dos, ¿dónde estaría? Tenía un par de brazos pretéritos secundados por las piernas, los ojos, las orejas y todo lo que se reducía al ausente dígito. Un simple gesto soez dirigido a la entrepierna le confirmó las peores expectativas.

Tal indefinición era agobiante y fascinante a la par, por lo que fue directo hacia las mujeres públicas, púbicas y lúbricas que se apostaban en el exterior. Esas chicas se decantaban más hacia el imperfecto, incluso hacia el subjuntivo más soez.

Después de pagar, como un infinitivo, con un billete claramente etéreo, sin cifras, se cambió al imperativo para disponer de una exploración anatómica. El intento no le satisfizo en absoluto: los esperados senos habían dejado de manifestarse, ni siquiera podía gozar de sus pezones. Optó, ya desesperado por un participio de penetración rápida pero, justo en ese momento, se dio cuenta de que el número uno también había desaparecido.

Fin de las vacaciones


Hola de nuevo!!


Después de un mes de agosto para olvidar, empieza un septiembre quizá aún peor. El nuevo trabajo era de guionista y consistía en escribir una serie para un canal autonómico. Todo pintaba bien pero al cambiar el gobierno de Baleares y, al mismo tiempo, la productora que me contrató ser de signo opuesto al nuevo ejecutivo… pues sí, la serie y el contrato con esta productora se fueron al cubo de la basura. Una pena, porqué mis esperanzas de dejar mi actual trabajo y dedicarme full time a la escritura de guiones se desvanecieron en el acto. Lo bueno de seguir en mi trabajo (de m....) es que el blog tendrá actualizaciones aseguradas.

Pasó agosto y llegó el 4 de septiembre, día para casi-cambiar-de-dígito. Es decir, dejé el club de los que tienen 28 años y adopté el nueve como último número. El año que viene tocará depresión. Como mínimo, el comercio y el bebercio nocturno que me marqué en un céntrico restaurante redujeron el estrés laboral y cumpleañero al que me vi sometido.

Ahora me tocará leer mil millones de entradas en vuestros blogs porqué cuando hablaba de no publicar en agosto, también me refería implícitamente a no consultar otros blogs. No es una tarea desagradable, más bien al contrario ¡pero si larga! O eso imagino, que algunos parece que tengáis teclados incrustados en vuestros dedos temblequeantes y, ante cualquier gesto, post publicado.

Vuelvo al chuletón, al surrealismo y, quizá ahora más que nunca, a mi amada contradicción. Quedáis avisados.
Besos y collejas para todos

PS: La foto es de la isla de Cabrera desde la playa de Sa Ràpita.

31 de julio de 2007

Cabezaditas remuneradas

Queridos visitantes,

Os anuncio que me tomo unas pequeñas vacaciones hasta septiembre. Y es que la inminente llegada del mes de agosto y sus calores, perezas, temáticas vacías, resacas... puede resecar cualquier conexión sináptica (si es que la hay) en mi cerebro. Además, me estreno en un nuevo trabajo que combino con el actual y por eso me espera un mes estresante como mínimo.
Disfrutad de la playa por mí, nos leemos en un mes.

PS: Os dejo un post que he escrito en uno de mis innumerables momentos narcolépticos delante del ordenador de la oficina.


Cabezaditas remuneradas


Duerma las horas que duerma, descanse por la noche o tenga insomnio, salga de juerga o descanse en casa, pase lo que pase, el ataque de sueño siempre me visita a media mañana en la oficina. Es una cita diaria marcada en mi destino. Ya puedo cambiar de postura o levantarme a por un café, que dos o tres cabezaditas (o cabezazos, más bien) no me los quita nadie. Y a vosotros también os pasa. Sé que os intentáis ocultar, sé que pensáis que nadie os ve y que habéis disimulado bien. Todo mentiras autoinflingidas.

Y es que empezamos la jornada laboral sentados correctamente delante de la pantalla, espalda erguida, tecleo firme e ideas ordenadas. Poco a poco, la curva de la espalda aumenta, utilizamos sólo un dedo (el meñique, claro) para escribir y pensamos en… No pensamos.



Uno que no piensa

Y no lo hacemos porqué el cráneo ya ha cogido su propia inercia. Cual caída libre, el viento roza nuestra cara y las lagrimillas brotan hacia los laterales, el pelo ondea hacia atrás y las mejillas aparecen trémulas. Y entonces actúa el sistema nervioso y de manera involuntaria evitamos, normalmente, el impacto contra la tecla espacio. Conozco a más de uno que escribe sus informes sólo con la frente, son casos perdidos. Hay que reaccionar rápido, abrir y cerrar al azar un par de documentos, teclear alguna dirección en el navegador y, como siempre, coger el móvil y disimular.

¿Cómo evitar estos ataques de sueño, beneficiar al trabajador y, al mismo tiempo, que la empresa aproveche nuestro rendimiento? Muy fácil. Favoreciendo el sueño laboral. Nada de conciliaciones de vidas familiares, ni permisos por paternidad. La medida estrella es permitir la baba colgando, colocar almohadas estratégicamente al lado de la impresora o habilitar salas sumidas en la penumbra con colchones disponibles para todos.


Yo no trabajo pero tengo un sueño


Así ahorraremos tiempo por la mañana. Bastará con saltar de la cama y ya estaremos vestidos para ir a la oficina. La elegancia se basará ahora en el estampado de los pijamas, animalitos para los jefes, deportes varios para los empleados y lisos para los becarios. ¿Que te da el sueño mortal? Pues cabezadita en la postura que más te guste y a los diez minutitos seguimos trabajando con un rendimiento mayor, descansados y con ropa cómoda.

Ahora bien, no hay que dejarse llevar. La funda nórdica está prohibida y los ronquidos son sinónimo de despido. Tampoco estará bien visto hablar en sueños ni enroscarse bajo las sábanas por un calentón. Impriman esta página, entréguenla a sus jefes y ya verán como mejora su vida laboral. Felices sueños.

25 de julio de 2007

Procesos traumáticos (I)

Uno de los peores momentos que pasa uno en la vida, exceptuando la primera cita, una gastroenteritis severa o las exposiciones orales en clase, son las entrevistas de trabajo. Cada vez que se aproxima una, te invaden los sudores, el dolor de barriga, los miedos e inseguridades y el nerviosismo más perenne habido y por haber. ¿Qué dirás? ¿Cómo te vestirás? Todo son preguntas y, lo que es peor, no hay una sola respuesta válida. Todo depende de la empresa y del responsable de recursos humanos (de ahora en adelante, el Demonio).

El de recursos humanos

Nada más llegar, el Demonio te pregunta si has traído un currículum. Pero, ¡si precisamente te han llamado porqué mandaste uno! ¿Se les ha acabado el tóner de la impresora? ¿Quieren ahorrar papel? Lógicamente, has sido previsor y traes uno de casa. El problema es que, con los sudores, se ha arrugado todo el papel y la tinta se ha corrido con lo que tu CV es ahora un Dalí auténtico. Te echan a patadas, en la empresa no quieren bohemios trasnochados. Corres llorando hasta el bar más próximo.

Vuelves otro día después de haberte rociado el cuerpo con antitranspirante. Entregas el CV seco y sin arrugas y te sientas. Las primeras preguntas siempre son de cortesía. ¿Qué tal estás? ¿Has tomado drogas? ¿Te gusta el midget porn? Aquí basta que sonrías con discreción. Luego empieza lo fuerte. ¿Por qué ha elegido nuestra empresa? Ahí el Demonio te quiere pillar, sabe que has mandado el CV a más de 200 empresas del sector y que te importa poco cual te contrate, mientras pague a final de mes. Y tú sabes que lo sabe. Miras al suelo, derrotado. Te enseña el e-mail que enviaste, no pusiste las otras direcciones en copia oculta. Te echan a patadas, en la empresa no quieren pasotas como tú. Corres llorando hasta el bar más próximo.

¿Viene usted por el trabajo?

Tercer intento. Te presentas con peluca y pechos postizos para que el Demonio no te conozca. Desentonan un poco con el traje masculino pero, de momento, cuela. Primer round. ¿Tiene experiencia en el sector? Por supuesto, afirmas. Nombras una gran empresa (en la que estuviste 2 meses de becario-camarero) y otra que ni siquiera sabes qué produce. Segundo round. Te preguntan qué tareas llevabas a cabo. Las nombras y miras al suelo, derrotado. KO. Te echan a patadas. En la empresa, cada trabajador se levanta a por su café y al jefe no le conviene la cafeína. Corres llorando hasta el bar más próximo.

La desesperación te hace volver. Esta vez ni te pones traje, ni tetas, ni sudas, ni nada. Todo va bien hasta que el Demonio utiliza su mejor arma. ¿Cuánto quieres cobrar? Si pides demasiado, mal, si pides poco, también mal. Tiras por lo bajo con cara de apocado y, sorpresa, te dan el trabajo. Te levantas de un brinco y das las gracias vehementemente mientras haces un festival de genuflexión y reverencia. Jamás hagas eso. Eres tú quien le haces un favor a la empresa, deberían de agradecértelo ellos. Además el Demonio odia el servilismo y los personajes tristes como tú. Te echa a patadas. Corres llorando hasta el bar más próximo.

En el bar te ofrecen trabajo de limpia letrinas. Les enseñas el CV. Te echan a patadas.

20 de julio de 2007

La que sale los miércoles




Viva El Jueves, no a la censura.


AÑADIDO:

Olé y olé.



Y aún más:


13 de julio de 2007

La vergüenza, lo incómodo

No quiero ni verlo

- Tener que pedirle a un amigo que te devuelva el dinero que le prestaste, cuando debería ser él quien se apresurara a devolverlo.

- Inclinarse para dar dos besos a una desconocida que te están presentando y que ella alargue la mano. La situación suele terminar dándole la mano y los dos besos. Ridículo total.

- Hablar con alguien al que le cuelga un moco de la nariz. Encima, con los movimientos de la cabeza le da un vaivén peligrosísimo. Es inevitable mirarle directamente a la nariz (y no decir nada, por supuesto).

- Caminar solo por la calle y caerse. Uno se levanta y lo primero que hace es mirar si alguien le ha visto. Después huye rápidamente de la escena del crimen como si nada hubiera ocurrido y con gestos de disimulo (el truquillo de coger el móvil ya no cuenta).

- Contar un chiste o una anécdota y que sólo te rías tú. Empiezas con una carcajada y acabas con una risa nerviosa aún más patética que la ocurrencia que has tenido.

- Sufrir una acumulación de sangre repentina en el palote en público. ¿Por qué saldrá la espada láser a su voluntad? ¿No se acabó la adolescencia hace tiempo? ¿Serán hormonoas rezagadas? No me apetece ser un reloj de sol involuntario.

12 de julio de 2007

Diálogo experimental

Tenemos que hablar


Hoy traigo deberes, os propongo un ejercicio de dialéctica. Escribiré el principio de una conversación (id a comentarios para ver la primera frase) y todo aquel que entre en este blog puede continuar el diálogo pero sólo con una frase (una o dos líneas). Las normas son:

- Sólo puede haber dos interlocutores. Serán José Antonio y Laura.
- No tienen una edad predeterminada, ni orientación sexual, ni signo político, ni nada. Están por crear y moldearse.
- Podéis aportar frases tantas veces como queráis, pero nunca dos seguidas. Por ejemplo, si escribís alguna de José Antonio, tendréis que esperar a que alguien postee la de Laura para continuar la conversación.
- Intentad seguir el hilo conductor del diálogo. Si se habla del cambio climático, no contestéis con fútbol, por decir algo.

A ver cómo sale esto, miedo me da.

6 de julio de 2007

Los eufemismos


Observo que las costumbres sociales se rigen por la expresión de los términos en segundo plano, ocultos bajo el velo de lo políticamente correcto (juro no volver a utilizar estas tres últimas palabras, qué cansinas son). Los eufemismos ordenan nuestras relaciones en aras de un espíritu gregario, es decir, para evitar el rechazo. Se deduce entonces que lo obvio, lo franco o lo irreprimible es desechable, desaconsejable y objeto de repudio. Otra forma más de ocultar la verdad, recurrir a la perífrasis y desaprovechar la economía de la expresión.


Un daño colateral en la escala evolutiva humana

Uno de los eufemismos más conocidos y, desgraciadamente incrustados en nuestro subconsciente, es el de los daños colaterales. Después de bombardeos indiscriminados el representante de la potencia de turno sale en rueda de prensa para anunciar que hay que lamentar daños colaterales. ¿Cómo que daños? ¿Colaterales de qué? ¿Que qué de qué? Y así en una eterna espiral chulesca. La cuestión es disfrazar la obviedad, es decir, el asesinato indiscriminado de familias enteras con niños pequeños, mujeres embarazadas, etcétera. Si dijera que los han matado, ese representante se convertiría en un daño colateral de la turba que le daría una soberana paliza y, acto seguido, lo quemarían, descuartizarían, volverían a quemar y a cortar en trozos más pequeños hasta que se desintegrara como se han desintegrado los niños muertos por la bomba.

Si nos trasladamos al ámbito laboral, el eufemismo está a la orden del día, especialmente en el lado del que dirige. El jefe te exige flexibilidad y capacidad de adaptación. En realidad se refiere a que tu jornada de trabajo se pueda extender hasta las doce horas diarias, quizá algún fin de semana y sin cobrar las horas extra. Si no eres capaz de flexibilizar tu penosa vida y adaptarte a las maravillosas condiciones que supone trabajar día y noche en aras de un beneficio empresarial que jamás llegarás a ver, es que no sirves para el puesto. También te pedían trabajar en grupo. Es un concepto que significa nada más y nada menos que deberás cargar con las tareas de todos los inútiles que te rodeen y cuando las termines, tu superior se pondrá la medalla y tú quedarás como representante del grupo de los inútiles, anteriormente citados.

Qué simpática es, la jodía

Por último, hay un comentario que nadie querría escuchar sobre sí mismo, especialmente si está en un bar a las tantas de la madrugada intentando tantear* a un grupo de personas del sexo contrario. Este/a chico/a es muy simpático/a. Terror, horror y pavor. Te acaban de llamar feo/a de la peor manera posible. Ahora te tocará aguantar conversaciones eternas mientras tu líbido se extingue hasta la esterilidad. A ellos se les caerán los huevos al suelo, a ellas, las tetas.

*Aquí también se me ha escapado un eufemismo, quería decir “intentando fornicar…”

Amigos y enemigos míos, huid de los cerros de Úbeda, abominad de las indirectas, no uséis la perífrasis, ¡ya está bien de tonterías! Hablad directo y mirando a los ojos, casi desafiando. Tomad nota de la nueva forma de expresión: Hemos matado a los terroristas y a unos niños que había al lado, aquí vais a currar más que los chinos de la Nike y eres más feo/a que tú mismo/a comiéndote un limón. La saliva que nos vamos a ahorrar.

5 de julio de 2007

De compras

Para celebrar la creación del blog mi amigo Pin, aquí os dejo el primer proyecto conjunto que hicimos. Queríamos forrarnos a base de ganar concursos de monólogos y, a partir de ahí, saltar a la fama mundial y mearnos en la cara de los guionistas de Lost, colgarle el teléfono a Spielberg y limpiarnos el culo con billetes de 500 euros. Casi lo conseguimos, pero voluntariamente renunciamos a ello. ¿Por qué? Pues porqué sí. Y tema zanjado.

De compras

Vivir en pareja puede resultar un camino de rosas, puede ser un éxtasis de amor continuo… o sea, ¡una utopía! y quien diga que es su caso, miente. Vivir en pareja es jugarse la vida a cada minuto que pasa.

- ¿Pero dónde vas así, disfrazado?
Te miras con cara de extrañeza - ¿Qué pasa?
- No, no. Nada.
- ¿Voy mal?
- Hombre… Sabes que a mi me da igual como vayas… pero eso no.


El amor, una falacia creada por El Corte Inglés


Te lo dice a ti, que has estado dos largos minutos decidiendo qué ponerte. Tú, que estabas convencido de tu indumentaria y salías seguro de ti mismo, ahora eres un anormal, un Don Nadie peripatético. Entonces, un día, llega uno de los momentos más delicados de la vida en pareja: es cuando ella pronuncia tres palabras que, aunque pueden parecer inofensivas, acaban desencadenando conflictos sólo comparables a los narrados en la Matanza de Texas. Estas palabras son:

- ¿Vamos de compras?


Temblad, hombres del mundo.
Empecemos por la pregunta: Si realmente es una orden, ¿por qué pregunta? ¿A qué viene obligarnos a decir en voz alta: Sí, vamos de compras. Ya busca nuestra humillación y ni siquiera hemos salido de casa. Porque no basta con asentir con la cabeza, atemorizado, hay que jurarlo. Los más ignorantes diréis: Si es una pregunta, se puede responder de muchas maneras, incluso se puede decir no. Desengañaos todos: no cabe el no como respuesta. Sólo se acepta una respuesta afirmativa, clara, contundente, que pueda ser usada en tu contra en cualquier momento. Sí, esa respuesta se convierte automáticamente en un contrato verbal que te puede caer encima como una losa en cuanto empieces a mostrarte inquieto porque te sangran los pies tras siete horas de camino por las tiendas sin descanso. ¿Qué importancia tienen tus pies? Además, el contrato tiene una cláusula que implica la ausencia del dolor. Lo firmaste en el momento que os disteis el primer beso. Ella lo sabía. En cambio, tú pensabas en lo único. Pardillo, te enrollaste con la versión femenina de Don Vito Corleone.

Tu novia, antes de maquillarse

En cuanto sale de casa se convierte en una especie de mujer biónica capaz de arrasar con todo. Camina incansablemente, recuerda prendas, tallas y colores como un ordenador, dispone de crédito ilimitado y manda y ordena que ni Napoleón. Ir de compras ya no es ir de compras, es una misión a vida o muerte. Lleva semanas preparando el asalto, ha inspeccionado el terreno, ha preparado una estrategia que consiste básicamente en actuar como la bomba H. Tu misión es diáfana: o estás con ella o mueres carbonizado.

Se establece entonces una relación de sumisión en la que el hombre no tiene otro papel que el esclavo, heredero de toda una especie, la masculina, destinada a acatar. De ahí la imposibilidad de elevar las cervicales, siendo obligada la mirada al suelo, obediente. La vida en pareja es lo que tiene. La imagen de un hombre casado es la de un junco que se va curvando con el paso del tiempo y las órdenes. Vayan a Zara y compruébenlo, hay hordas de peleles sumisos por doquier.
Ya no puedes escapar. Las bolsas de las tiendas se convierten en las cadenas. Suéltalas y libérate, y ella te amputará los dos brazos con las etiquetas de las prendas. Cortan que no veas, compañero, está todo pensado de antemano. La premeditación femenina es peligrosísima.

Armas femeninas de destrucción masculina masiva


Porque si se te ocurre rascarte la cabeza cuando te pregunta por vigésima vez si esa camiseta roja quedaría bien con aquellos zapatos que se ha probado hace tres horas, a pesar de que no tenían su número y que han provocado una pelea entre ella y el dependiente de la que tú tienes toda la culpa porque no la defiendes nunca, te dice:

- Oye, tranquilo, ¿eh? no te pongas así. La próxima vez vendré sola.

¡Cuidado! Esa es la primera advertencia. En realidad quiere decir: Como tenga que venir sola… te vas a cagar. No tientes a la suerte.

Pero, tú piensas, si tan claro lo tiene ¿Por qué no irá sola la próxima vez? ¿Por qué el hecho de que a ella le apetezca duplicar semanalmente su vestuario, eso te implica irremediablemente? Hay cosas que sólo atañen a uno de los miembros del conjunto, como jugar a la Play con los amigotes, o comer pipas (¿Por qué siempre cogen las pipas de tu mano? ¿Acaso no tienen dos manos?) Pues ir de compras es una de ellas. Sólo afecta a un miembro. Entonces, yo juego a la Play, y tú vas de compras. Eso es amor. Y también falta de contacto con la realidad.

Hay otra cosa que está clara, tú no puedes ni rechistar si ella te trata como un gilipollas cuando te manda a por aquella camiseta verde manzana y tú vuelves con una verde botella. Es cierto que el único verde que conocemos los hombres de hoy en día es el verde La Masa. Pero, ¿es necesario llegar a agredir verbalmente a alguien por no saber que no es lo mismo el lila que el violeta? Si es que hay que leer más: la teoría de la evolución lo dice bien claro: las mujeres poseen una variedad cromática infinitamente superior a la masculina. Colores como el ala de mosca, el ya descrito anteriormente verde botella, o el rosa palo certifican este hecho. Por no hablar de la hegemonía léxica. ¿Qué es un bolero? ¿Qué es trench? ¿Palabra de honor? ¿Hablamos de ropa o de juramentos? ¿Dios, no es más fácil decir esto o aquello? ¿Dame eso de ahí? ¿No te pones aquello oscuro? Claridad, precisión.


He aquí la variedad cromática que distinguen los hombres.

Todos los otros colores no existen


Esta situación de clara inferioridad cromática y léxica provoca un desequilibrio emocional en el hombre similar a alguien perdido en un país ajeno. ¿Dónde estoy? ¿Qué dice esta gente? ¿Dónde hay una Play station? Entonces uno opta repetir la conducta base: bajar la cabeza, asentir y volver al estado de esclavo (el hombre-junco). Encima, tú no puedes ni inmutarte porque, si lo haces, cometes el error más grave que puede cometer un hombre, vivo o muerto, en una tienda de ropa. Cualquier réplica o gesto despectivo hacia tu novia despierta un sentimiento de solidaridad inaudito hacia ella en todas las mujeres que te rodean. Y eso sí que puede doler mucho porque no son pocas. Es un poco rollo hormigas. Crees que puedes con una, pero no has contado con las que vienen detrás.

Y es que hay un principio secreto a esa enemistad, al que sólo acceden los iniciados, que reza así: si te metes con una mujer, te metes con todas. Aquellas dependientas que antes te miraban con ojos de Yo quiero un novio igual pa mí, ahora piensan Verde botella...es que hay que ser tonto. Y no penséis que los otros hombres de la tienda, los que acompañan a esa jauría que ahora te mira con desprecio, no penséis que van a solidarizarse contigo. Eso lo sabemos todos, y nos lo perdonamos, es un código no escrito. Si somos incapaces de enfrentarnos a nuestras novias, ¿cómo vamos a dar la cara por otro? Nos basta con jugarnos la vida con la parienta propia. Lo único que cabe es una comprensión silenciosa de la tragedia del otro. Una mirada compasiva y nada más. Punto. Ahora bien, la cuestión cambia cuando el enfrentamiento es entre féminas. Las mujeres son, por definición, enemigas entre sí. Lo de Sauron y los Elfos eran cosas de niños. Por ejemplo, si hay dos chicas peleándose por una falda o lo que sea ¡¡huid lejos!! La devastación puede ser total.

La lección más importante que uno debe aprender y asumir hasta sus últimas consecuencias cuando sale de compras con su mujer es: Si quieres seguir con vida, cuida tu lenguaje. Da igual si has dado vueltas en una tienda durante media hora y has sucumbido bajo una montaña de vaqueros que te dicho que le guardes-para-que-no-se-los-lleve-nadie mientras ella se pelea por un jersey-monísimo-que-esta-tirado-de-precio, da igual. Debes hablar siempre con temple, educadamente y, si es posible, terminar las frases con un: a ti te queda bien todo. En caso de duda, un aplauso acompañado de un ¡Ooooooooooh! cuando sale del probador será bien recibido por su parte.

Da igual cuanto tiempo lleves mirándola probándose todo tipo de ropa, nunca dejes que el cansancio haga mella en tus ojos y acabes fijándolos en aquella dependienta de prieta indumentaria. Sólo para descansar la vista, claro. Si eres descubierto, serás azotado con una lluvia de preguntas extremadamente peligrosas: Empezando por la primera, la más delicada:


- ¿Qué miras?

¡Cuando ella ya sabe a quien miras! Después continua el interrogatorio de la GESTAPO:

- ¿Te gusta más que yo? ¿Está más delgada? ¿Es porque tiene más tetas?

Presta toda tu atención, esta es una prueba a vida o muerte. A este tipo de preguntas es evidente que se responde con sinceridad autómata, sin concesión a la duda, sin miedo, aguantando el chaparrón como un hombre de verdad: sumiso y mirando al suelo. Pero el interrogatorio no termina ahí, ya que deberás confesar honestamente que no hay otra como ella en toda la tienda, en la ciudad y, dependiendo del fuego en sus ojos y del tamaño de sus uñas, en todo el universo. Puedes arriesgar hasta un nivel superior de dificultad e intentar apaciguarla. ¡Atención, esto sólo lo hacen los expertos! Hay que decir: La camiseta verde botella te quedaba muy bien. Procura no haberte referido a la verde oliva. En caso contrario perderás tus extremidades y pasarás el resto de tu vida arrastrándote dentro de un carrito de madera. Si ella decide finalmente que la jornada ha sido satisfactoria y da el visto bueno a una retirada pacífica de las tropas hacia el hogar, la emoción, las lágrimas y el llanto ahogado están de más. Simplemente obedece. Recoge las bolsas y carga con ellas con dignidad, mostrándote agradecido por los momentos que acabáis de pasar juntos.

Por otra parte, si es duro acompañarla a comprar ropa para ella, mucho peor es cuando decide que eres tú el que necesitas renovar tu armario. Y ese momento, tarde o temprano, llega. Sucede tal que así:

Un día tenéis una cena y, por una de esa casualidades de la vida, ella ya ha decidido qué va a ponerse, mientras tu estás jugando la final de la Copa de Europa con el Getafe y Thierry Henry está a punto de lanzar un penalti que puede darte la victoria y culminar el trabajo, el sudor y las lágrimas de largas horas de insomnio. Ella se acerca con sigilo y, como quien no quiere la cosa, desenchufa la Play (repito, ¡DESENCHUFA LA PLAY!) y ordena:

- Vístete.

En ese momento es preciso actuar con agilidad y determinación. Te diriges raudo y veloz a tu armario, lo abres y ¿qué ves? Nada. En tu armario sólo hay una magnífica colección de perchas de las que no cuelga nada excepto una bufanda del Barça y una camiseta con una foto de tus colegas estampada y un lema: el Manolo se casa. Abres mil cajones con la esperanza de encontrar algo que puedas ponerte, pero sólo encuentras una bandera de los Guns n’ Roses, una cinta métrica que brilla en la oscuridad y una cantimplora de cuando ibas de colonias que hace que te preguntes: ¿en qué momento de la mudanza pensé que esto me sería útil? (¿qué coño hará ahí si ya no vives en casa de tus padres?).

Camiseta descubierta en Atapuerca




En un momento crítico como éste, sólo queda una salida: recurrir al montón de la ropa sucia. Para ello necesitas una máscara antigás y un guante de esos que usan los veterinarios para comprobar el estado de gestación de las vacas, dos objetos que cualquiera siempre tiene en cualquier cajón. Metes la mano en el montón de ropa sucia y tras arduas peleas con sábanas, toallas y pantalones consigues asir algo que podría ser una camisa. Tiras de ella con fuerza y... ¡Dios Santo! Está cubierta de calcetines, calzoncillos y bragas, apenas puedes distinguir de qué color es (dentro de la escala cromática masculina, claro). Empiezas a despegar calcetines, bragas y... ¡Eureka! ¡Es una camisa! ¡Y ES GRIS! La euforia se apodera de ti, pero no ha acabado todo ahí. Tienes que pasar la prueba definitiva, la que separa a los hombres de los niños: la hueles. Si no caes desmayado al instante, decides ponértela. Está un poco acartonada pero servirá. Qué sensación. Eres el rey del mundo, nada podrá quitarte esa sensación de victoria, salvo una cosa. Te das la vuelta y ella está ahí, te ha visto y ha tomado una decisión:

- Cariño, tenemos que ir de compras.

4 de julio de 2007

-A pesar de todo, Joan- cumple un año



Pues hoy estoy de aniversario. Según reza el histórico del blog, el primer post se remonta a día 4 de julio del año pasado, justo cuando copie-pegué las columnas que escribía más o menos semanalmente en el diario online Diario Siglo XXI.


Cumplo MI PRIMER AÑO en la blogosfera.


Como casi todos (supongo) al principio la incertidumbre te acecha porque no tienes ni spam en los comentarios, pero, poco a poco, te das de alta en algún directorio, comentas en otros blogs y las visitas empiezan a llegar, que se trata de eso, ¿no? De comentar y ser comentados. Pues nada, aquí sigo después de este año, incluso después de algún conato de abandono, pero bueno, parece que siempre hay algo que decir.

Encuentros extraños, vacaciones desastrosas, surrealismo y más surrealismo, crítica de arte, algunos dilemas o momentos tristes, todo esto y más ha tenido cabida aquí.

Un abrazo a todos y, en especial y por su apoyo incondicional, al Doctor Strangelove, el psicólogo de celuloide, presente casi desde el principio, a Miriam (flxt), cuyo blog murió y ahora sigue publicando pero de forma gráfica en flickr y a E-catarsis, la maestra de la dispersión contradictoria. A Vanlat (bloguero al que no le he seguido la pista) por ser el primer comentarista, a Mon, que ahora, por fin, ya tiene su propio blog, a Deslenguado y a Alter Ego, todos ellos también como mis primeros visitantes.

Los demás ya sabéis quienes sois, estáis en la columna de la derecha, en los enlaces (bueno, casi todos, que seguro que se me olvida enlazar a alguien). Os intento visitar a todos y comentar en la medida de lo posible.

Besos, abrazos, saludos y collejas (por si se ha despistado alguien)


Añadido:
Gracias por recordármelo, Alter Ego, últimamente tengo la cabeza en otro sitio. Mil gracias a Borja Hermoso, por recomendarme en su blog de El Mundo cuando ni siquiera me visitaba ni mi madre. Eso sí que es un padrino (y un gran blog de cine).

Celebremos/Lloremos otro blog


Oh my God, se me acumulan las bienvenidas. En este caso la de Oliveria-Desde un continente lejano. Una nueva bloguera que aborrece la oficina pero disfruta de los ratos libres en ella, que destila lascivia pero la dosifica a voluntad (espero estar en lo cierto) y que utiliza la misma plantilla de blogger con la que empecé y que, ipso facto, le recomiendo cambiar, el fondo oscuro es terrible para la lectura. Queridas hienas, desgarrad sus posts con vuestras garras alfabéticas, queridos aduladores, mojad con vuestras babas tantos escritos y fotos como encontréis. Para la bueno y para lo malo, bienvenida.


PS: Por cierto, ¿lejano para quién? ¿Tomando qué punto de referencia?

Viva el Pin/A la hoguera el Pin


A modo de The Simpsons, acudamos con antorchas y palos al blog de Pin y quememos todo lo que salga a nuestro paso. No eres bienvenido, forastero, deja el pueblo antes de medianoche y no tendrás problemas.


Pues eso, que os invito a vilipendiar a otro de mis ignominiosos amigos que también ha decidido dar el salto bloguil. Vejadle todo lo que podáis, pero bueno, si queréis también podéis animarle. De momento, sólo hay un dibujo publicado, pero auguro tardes de letras concisas.

Saludos, Pin

2 de julio de 2007

Agradable/Desagradable


Esas pequeñas cosas...


Olor a carpintería, olor a café recién hecho, olor a pan tostado
Jugar con arena mojada
Un soplo de brisa fresca en agosto
Una siesta vespertina en una sombra después de una copiosa paella
Una cervecita congelada (ooooooooooooooooooh)
El asueto

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Morder una toalla
Doblarse una uña
Los pelos del brazo enganchados en la correa del reloj
Un sorbo (involuntario) de agua del mar (¿existirá uno voluntario?)
Una cerveza caliente y sin gas
El trabajo


¿Y las vuestras?

Los extremos

Éstas son mis manos. Por aquí han pasado helados, micrófonos, tetas y culos, reproductores MP3, discos, tenedores, cucharas y cuchillos, botellas de güisqui, camisetas y calzoncillos, otras manos, sartenes y cepillos de dientes, pomos, folios, papeles de liar, DNIs, billetes y monedas, agua del mar, tierra e incluso animales de diferentes especies.

Y las miro y las mimo constantemente. Y no me gusta que tengan cicatrices, o alguna deformación por coger el bolígrafo demasiado fuerte. Y las pongo hacia arriba y hacia abajo, miro la palma y veo lo sensorial, las terminaciones nerviosas, miro el dorso y veo la carta de presentación, el lado visible, lo estético.

Con ellas he acariciado, he tocado, he pegado, he calmado, he acompañado, he sugerido, he comido y bebido, he dado y recibido placer, he rascado, he creado, he escrito, he pagado, he saludado, e incluso he cambiado alguna bombilla.

Estas dos manos son las que condicionan gran parte de mi vida, las que, muchas veces, me permiten aportar algo, las que me sirven para coger fuerte a los míos y, éstas son las mismas con las que, ahora mismo, termino este post.



28 de junio de 2007

Microrrelatos negros


Salvación
Cuando vio el cuello de su amada, la sangre que brotaba de la arteria seccionada le salpicó en los ojos. Al abrirlos corrió hacia la salvación, sin embargo el reflejo de la hoja del cuchillo surcando el aire hacia su cuello le anunció que ni siquiera llegaría al teléfono.

Investigación
Teléfonos incansables, martilleantes máquinas de escribir y humo por doquier. En la esquina, el detective Simons aguantándose la cabeza entre las manos. En su interior, el silencio más absoluto y, a su lado, varios archivos de asesinatos encima de su mesa.

La pista
El jadeo se acelera. Le queda poca sangre. Suenan sirenas a lo lejos. Demasiado lejos. Intenta escribir algo, su nombre, un indicio, algo. Quizá con la sangre que emana incesante de su orificio de entrada. Todo el esfuerzo se hace inútil cuando suena un segundo disparo y, segundos después, el chirrido de unos neumáticos.

El debate

A un lado, la placa, la cartuchera, la pistola y el uniforme. Al otro lado, la mafia, las pistas, las pruebas incriminatorias, los cadáveres y las calles. En medio de todo, el fajo de billetes que lo tapará todo.

27 de junio de 2007

Amemos/odiemos a Mon



Es motivo de honda satisfacción dar la bienvenida a la blogosfera a mi amigo Mon. Sed crueles con él para que desaparezca de ésta, nuestra comunidad, aquí no hay sitio para mangantes como él. La hermandad debe de permanecer pura, quememos su blog. Dichos las tonterías de rigor, os invito encarecidamente, os conmino, os mando directos a visitar su recién creado espacio postil. Si tenéis paciencia y si él tiene constancia, el enriquecimiento será mutuo (vale, después de los puñales, ahora pasamos al enjabonamiento). En fin, visitadle y, si os gusta, repetid.

Sant Joan 2007

Queridos visitantes,


esta ausencia comentaril se ha debido a mi presencia en las fiestas de Sant Joan de Ciutadella, en Menorca. Como he tenido prácticamente 30 horas de retraso y he estado tumbado en puertos y aeropuertos la mayor parte del tiempo de los dos últimos días, os adjunto unas fotos de la página oficial del Ayuntamiento de Ciutadella (aún no he podido revelear una cámara de usar-tirar) para que veáis el calibre de (probablemente) una de las fiestas más espectaculares y emocionantes del mundo.


La última foto incluye mi presencia, desgraciadamente apoyado en una maleta roja y no rodeado de caballos menorquines como he estado el fin de semana. He perdido la voz y mis piernas chirrían, pero ha valido la pena. Dejadme dormir (se me cae la cabeza en la oficina) y continuamos donde lo dejamos.


1 abrazo








21 de junio de 2007

El temor

La mirada (Foto: Frawis)

El contorneo sinuoso del avión le obligaba a estar en alerta máxima durante todo el trayecto. Sólo pensar constantemente en las estadísticas sobre seguridad aérea le protegía del histerismo.

En la estación de tren, se mantenía alejado del andén. Alejado, no, pegaba con fuerza su espalda a la pared hasta marcar sus vértebras en los ladrillos. Únicamente cuando el tren ya había parado y las puertas le daban la bienvenida, cesaba su incipiente taquicardia.

Jamás tuvo cuchillos en casa. Toda la comida que compraba venía precocinada y, si no, llamaba con voz temblorosa a cualquier restaurante que tuviera servicio de entrega a domicilio. De todas maneras, antes de probar bocado, temeroso de la cicuta, le daba un trozo a su perro, el catador oficial.

En el baño no había enchufes, no tenía carné de conducir y nunca se acercaba a un taller o edificio en construcción. Lo que no tuvo en cuenta fue a la vecina de enfrente que, mientras se duchaba y a través del ventanuco, lo mató con una mirada llena de agresivo deseo.



19 de junio de 2007

El meme (el primero que hago)

El fuego también me gusta



Manuel y Thalatta me conminan a seguir el juego de los memes, tan en boga por el bloguerío actual. Pues a ello voy:



Las reglas del juego son estas:

1. Cada jugador(a) comienza con un listado de 8 cosas sobre sí mismo.

2. Tienen que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego.

3. Tienen que seleccionar a 8 personas más para invitar a jugar, y anotar sus blogs/nombres.

4. No olvides dejarles un comentario en sus blogs respectivos de que han sido invitadas a participar, refiriendo al post de tu blog: "El Juego".


1. Busco constantemente el placer en todas sus formas posibles. El sexual, el gastronómico, el contacto con los amigos, una siesta. Lo que sea por el hedonismo.

2. Creo poco en la colectividad a nivel político y sociológico. No por el concepto en sí mismo que, en realidad, es el motor de muchos cambios, sino por la desidia de las individualidades que forman los colectivos. Me atrapa la apatía cuando lo veo.

3. Estoy en un estado de descontento crónico. Jamás nada llega a los mínimos que creo que deberían de ser exigibles. Claro está que esos mínimos son máximos para muchos y que hay que ser más transigente con uno mismo y con los demás. Pero no me sale.

4. Disfruto leyendo blogs, especialmente en horas de trabajo. De hecho, escribo esto desde la oficina. Lo que no entiendo es como se pueden dejar comentarios en más de 10 (hay gente que lo hace), ¡no hay tiempo!

5. Por el culo te la hinco.

6. Naufrago laboralmente hablando. Tengo trabajo (aunque parece que sólo hasta agosto) en el mundillo periodístico y me da asco. Informativos que sólo son meras correas de transmisión, programas aburridos, publicaciones que no pagan. No sé si disfrutaría más poniendo un bar. Y bebiéndomelo todo, claro.

7. Soy algo bipolar y con los años se acentúa. Redundo mucho en mi carácter colérico y luego me cuesta dejar el gruñido. Me río sin cesar y continúo haciéndolo mentalmente durante horas. Paso del inmovilismo más contumaz al nerviosismo hiperactivo en un plis.

8. Tengo un vértigo enfermizo, pero me gustaría volar.

Y los elegidos son:

Alter Ego, Harvester Of Sorrow, Miss Xocolat, Xerophuss, Lluna de Foc, Currymaedchen, Vascoeslovaco y Luzbel Guerrero. Total, como no creo que ninguno de ellos pase por aquí en años, pues ahí queda como mínimo.

18 de junio de 2007

Resumen de Hamburgo

La foto no es mía, la cámara, el cable USB o yo que sé qué ha dejado de funcionar

Para evitaros un pase de fotos farragoso, os haré un resumen esquemático de mi viaje a Hamburgo:

Como turista contento, diré que:


- Es una ciudad muy limpia
- Tiene un transporte público brutal
- Se respira calidad y nivel económico. En el barrio de Blankenese (¡nivelazo!) estornudé y escupí vía nasal varios cientos de billetes de 500 euros. Nadie se inmutó.
- Las zonas verdes son incontables
- Los museos que tiene no están nada mal. Un tal Wurm, que expone en la Deichtorhallen fue de lo mejorcito que vi.
- La arquitectura es imponente. Edificios del siglo XIX con la apariencia de estar recién construidos.
- El puerto impresiona. Es monumental, como dirían los maestros Gomaespuma.

Como turista descontento, diré que:


- Sirven la cerveza templada
- Se puede ver en dos días. Y si me apuras se puede no ver. De hecho, no se debe ver.
- El servicio de los restaurantes es malo y tremendamente lento
- A las nueve de la noche las calles están desiertas. Sí, sí, lo de la bola rodante de polvo del lejano oeste y tal.
- Turísticamente, es para abuelos. No olvidéis poneros las sandalias con calcetines.
- Tiene pocos museos
- La gastronomía local es patética. A pesar de haber inventado la hamburguesa. Ja, ja y ja (es inevitable).
- No tiene playas. Podéis ganar la Bundesliga, podéis ganar la copa, pero al llegar a Hamburgo, vaya, vaya… Festival del humor.

Y como turista curioso, diré que


- Casi no hay negros (os lo juro). Me niego a comentar.
- En general, las alemanas (decir hamburguesas suena raro, ¿no?) son muy pechugonas.
- Visten bastante mal.
- Sólo vi una mierda de perro (que no pisé, a pesar de lo que todos pensáis).
- Los semáforos para peatones no parpadean al pasar de verde a rojo

14 de junio de 2007

Back el lunes


Queridos y odiados,

me encuentro de vacaciones en Hamburgo hasta el sábado, prometo contestar y actualizar cuando vuelva.

Saludos, achtung bratwurst raus