12 de junio de 2008

La escasez

Acabo de llegar del supermercado. He salido de allí con vida gracias a un perro. Cuando centenares de consumidores me perseguían por tener en mi poder una red tubular con tres lujosas cebollas, un can sarnoso, cojo y con problemas pulmonares ha cruzado la calle. En mala hora para el cánido. Acto seguido las hordas de saqueadores de supermercados se han abalanzado sobre él destripándolo y engullendo sus vísceras aún calientes para luego regurgitarlas a las proles respectivas.

Epitican! No me comairl, cobarderrr!!

Por suerte, he podido pasar desapercibido y adquirir el cilindro cebollil, único y valiosísimo producto que he encontrado en el supermercado. Cebollas y un eco tremendo. Eso sí, me ha costado cuarenta mil euros. Mis ahorros, los de mi pareja y cien euros que le he sisado a un señor que se encontraba en plena vorágine devoradora de animal doméstico. Ávida de comida, la muchedumbre vaga cual zombis después del paro de transportistas. Dos días ha, se terminó el pan Bimbo. Un día ha, acabóse el chóped. Los cuatro jinetes ya cabalgan.

Sigo entonces, desde el comienzo de la huelga –de ahora en adelante, el Día 0- alimentándome a base de cebolla cruda y bocatas de gravilla. Y digo bocatas con poca convicción, porqué, al haber escasez de pan, se componen únicamente de guijarrillos. Encima, crudos. A veces, la combino con hojas secas –las verdes las acopió el avieso vecino del 3º B- o con un poco de tierra mojada, así entra mejor y no repite tanto.

Un día, pude rescatar un fósil de baguette de la bolsa del pan, pero estaba tan duro que, al caer al suelo, destruyó baldosa, cemento y ladrillo al unísono y siguió con su manía excavatoria hasta el centro de la tierra. Es por eso que ahora gozo de un bonito reclamo turístico en mi pasillo en forma de surtidor de lava. Cobro la entrada a tres euros, niños acompañados euro y medio, pero no me llega para compensar los destrozos del incandescente material. Da lumbre, me permite innovar con las sombras chinas y le proporciona a la casa un cierto tono hogareño, pero no es comestible.

La cebolla, procuro comérmela a lametones, así me dura más. La pena es que el ácido y los vapores que emana el bulbo me han dejado con lengua de gato y casi ciego. Por eso, a veces me encuentro lamiéndome las rodillas y, de ahí, mi natural querencia por el cojeo y el dolor articular cuando aumenta la humedad. Las lenguas de gato son más corrosivas que el Cillit Bang, líquido de cuyo hervor prolongado nace el J&B, también asociado a la ceguera, pero no visual.

Cebolla, whisky, Cillit, todo un enigma.

Miro por la ventana y observo como, desde el Día 0, la gente ha empezado ya a perder las costumbres sociales más básicas. Ya no hablan, sólo gruñen. No caminan erguidos, van a cuatro patas y algunos incluso se arrastran –si es que no lo hacían antes-. Se pueden ver grupos fornicando y despiojándose al alimón y la higiene ha dejado de ser algo necesario ya que el jabón de ducha fue de los primeros nuevoalimentos –así los llamaron- que se terminaron. Yo me guardé dos sobres de muestra de suavizante: uno para consumir como delicattessen y el otro para revenderlo. Con lo que saque, quizá me pueda comprar medio paquete de folios para pasar lo que queda del mes y variar un poco de dieta, que me falta fibra.

Viva el acopio.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

El personal está agilipollao. Si quieres una cajica de leche te la mando, que me voy de vacaciones y por si acaso les he dejado a los retoños unas cuantas de más.
Mira o mejor no te la mando y la vendo en el mercado negro jejejeje.
En fin... paciencia.
¡Un besoooo!

El Hombre de la Pústula dijo...

¡Bravos y vítores, señor! Sin duda se acerca el fin de los días, porque no puede ser mera coincidencia que el Apocalipsis haya anidado entre tantas de nuestras enfermizas mentes. De hecho me veo obligado en breve a tirar de simiónimo titular, pues también me he visto seducido por este tema. Temer temo eso sí que mi folletín no esté a la altura de este compendio de delirantes requiebros y puñetazos en el estómago de la cordura.
Bravo aguéin!

Folks dijo...

A pesar de todo, Poeta.

08181 dijo...

yo soy de los chalados (pocos) ,que no fuimos a poner gasolina el domingo (no fui hasta el miercoles y pude poner a la primera),
no he pisado aun nu super desde la semana pasada,
y sigo sin tragarme los chicles.

estoy fatal, lo sé...

Joan dijo...

¿Leche, Tha? Creo que es el alimento más repulsivo que existe. Mis enzimas son incapaces de digerir el líquido blanquecino, sin embargo, dicen que alberga ciertos poderes relacionados con el crecimiento infantil. Bah, patrañas.

Los vítores se los devuelvo para con su folletín, adalid de blogs y cuyo contenido es objeto de loor de multitudes (jamás sé si uso bien esta palabra) y parabienes sin igual.

Folken, ¿has abandonado la escritura? ¿O es que la falta de acentos te lo impide? Por joder, no más.

Los hay que están peor, Denke. Eso de los chicles hay que estudiarlo a fondo.

Harvester Of Sorrow dijo...

Sombrerazo, amigo JB.

Ahora bien, si después de haber escrito esta perla le hacen un control antidopaje, lo de Tom Boonen se quedaría en una anécdota para la maquinita comparado con lo suyo.

Páseme un poquito, quiero ser como usted.

Josep dijo...

Que mescohono...

Está claro que el hambre agudiza la imaginación...

Lástima que se acaba ¿o no?

Saludos.

Anónimo dijo...

con tal austeridad sienta bien perder unos kilitos de mas

estanli cuvric dijo...

Genuflexiones, vítores y aplausos por su preclara, a la par que tragicómica, visión del futuro de escasez que se nos horizonta.
Dentro de unas semanas de huelga se abrirá la tierra en tremenda e infernal grieta, cual vagina metafórica y demoníaca, surgiendo della un ejército de demonios dispuestos a anidar en las almas ya pútridas de la humanidad. Pertréchense, hagan acopio, como dice Don Joan; pues terribles días se avecinan.

Vale.

Corpi dijo...

Si la huelga llega a durar un par de días más, se declara la guerra civil unipersonal: todos contra todos.

Joan dijo...

Harvester, la sobriedad presidía mi sinapsis el día que escribí esta entrada -veraz como pocas-. Otros días no puedo afirmar lo mismo.

Josep, espero que se acabe, porque fui a comprar una mísera sepia y sólo encontré cáscaras de mejillón.

Oliveria, un par o tres o cuatro me irían bien.

Estanli, me alegra ver que compartimos augurios. Por cierto, créame si le aseguro que tengo medio blog suyo impreso que me aguarda en mi mesilla de noche.

Corpi, ¿no estamos ya inmersos en esa guerra?

Kukurusta dijo...

juasjuasjuasssss! genial.

sigue fumando brea, que me he reído mucho.

Una abraçada!

Pulmón dijo...

buenísimo puta. te alegrará saber que voy a dar un empujón definitivo a mi blog con los artículos que estoy escribiendo sobre deportes para una revista de castefa. gracias por recuperar la expresión "al alimón", que no dudaré en usar.

gatta rosa dijo...

En resumen, por allí se está haciendo sentir la crisis... A ver si todo vuelve a la normalidad pronto...

Folks dijo...

En teoría es Olor de multitudes, derivado de la expresión "en olor de santidad".
Lo de loor comenzó cuando periodistas catetos pensaron que les sonaba mal lo de olor y usaron un cultismo que les pareció más apropiado, en este caso loa.
A pesar de todo, dada su extensión dentro de los hispanoparlantes, ya es parte del lenguaje. A veces, el que la RAE no acepte algo que es ciertamente de uso común se debe a su desconexión con el lenguaje "de calle", demostrable por ejemplo en su empeño de aceptar palabros que no usa ni el Tato como "Boutade" (claro barbarismo), pero negarse a aceptar algo tan común (sobre todo entre los críos) como "cataplín".

Conclusión: Dilo como te salga de los cataplines.

Folks dijo...

¡Cómo mola ser tan pedante!