29 de abril de 2008

Futuro

A pesar de la derrota, a pesar de los cambios -poco afortunados, bajo mi prisma-, hoy más que nunca...


FRANK FOREVER




Limpieza de vestuario y de actitud. FRANK sabrá enderezar el resto.



PS: Sé que es irracional, pero como me jode.
¿Hasta el punto de no cenar?

¿Hasta el punto de no hablar?




Pido un minuto de silencio.



Gracias.

28 de abril de 2008

La batalla diaria


Al caer la noche ocular, viajo lentamente, -yo diría que a -4X en lenguaje de reproductor de DVD, es como un zoom in eterno- y me dejo llevar. Es un viaje a veces placentero, a veces estresante, pero siempre amnésico. O casi. Luego, émulo de una croqueta, ruedo hasta topar con la barrera de sonido intermitente. Ahora pasas, ahora no. Veintisiete manotazos al azar consiguen superarla, ábrete, sésamo. Con la visión chinesca y la cara obesa me sumerjo en una catarata que manejo a voluntad. Nada funciona. No hay reacción, sólo encefalograma plano. ¿Quién es el del otro lado? ¿Por qué se mueve igual que yo? Entonces aparecen las tentaciones. Hay un espacio cálido que reclama oscuridad y sosiego. También está el exterior, abrupto y luminoso. ¿Victoria o derrota? La decisión ya está tomada de antemano, siempre lo está. Sin embargo, la inercia –la maldita inercia- hace que me dirija lentamente hacia el exterior. Maldita sea, cada mañana igual. Cada mañana, una derrota.


15 de abril de 2008

Boicot

Llevo un par de minutos sin actualizar el blog pero hay dos temas que ya me corroen por dentro. Los Juegos Olímpicos y Frank Rijkaard. Son aparentemente inconexos pero la relación subyace en lo oculto, en lo sutil, sólo es perceptible para unos elegidos. Y esa relación reside en el concepto de lo necesario y su opuesto, lo accesorio.

Hay que ser gilipollas


Imagino que nadie osará siquiera a aventurar que lo accesorio se asocia a Rijkaard, ¿verdad? No seamos imbéciles, por favor. El ínclito holandés de pelo rizado y ojos ensangrentados representa lo necesario, lo sublime por definición, por antonomasia y porqué sí. Sin embargo, existe una incomprensible corriente contraria a su permanencia en el banquillo azulgrana. Por otra parte, los Juegos Olímpicos (creo que debería de escribirlo en minúscula) simbolizan lo accesorio, justo el antónimo de Frank (creo que debería de escribirlo en mayúscula). Así las cosas, ¿cómo se explica que ambos conceptos –sí, amigos, FRANK es un concepto, es un ente superior, algo que sólo se alcanza a través del éxtasis místico- sean boicoteados? ¿Se puede hablar de FRANK y no tener los pelos de punta? ¿Se puede pensar en los juegos olímpicos y no llorar y tender al suicidio? ¿Se pueden boicotear dos conceptos contrapuestos?


Esto era antes un desierto. Al revés que Atila, lo que pisa FRANK se convierte en hierba verde.

La etimología del boicot nos transporta casi 200 años atrás en el tiempo, cuando se realizó el primer boicot contra el funcionario irlandés Charles Cunningham Boycott (leeos la Wikipedia, no voy a cortarpegar). El tal Boycott debía de ser un cabroncete integral y encima le atacaron con su propio apellido. ¿Y si en lugar de llamarse Boycott se hubiera apellidado López? Ya veo los titulares, “López a los juegos olímpicos de China”. O en el trabajo: “Voy a Lopezear al nuevo”. Me pregunto, ¿quién osaría boicotear (o boicotear o hacer López o Lopezear) los juegos olímpicos si se celebraran en Estados Unidos? por ejemplo. Un país donde las libertades se manipulan y la política exterior somete poblaciones sin despeinarse. En cambio, como los chinos son tan bajitos y tan rarunos, pues a por ellos. A mi plin, que duermo con Pikolín. Boicotear los juegos de China está bien, es bueno, pero no porqué los chinos puteen a los tibetanos, sino porqué hay que suprimirlos.

Los juegos olímpicos son un lastre para la humanidad. Se celebran cada cuatro años, una espera interminable. La ceremonia de apertura es un coñazo sólo apto para ñoños y cursis. España nunca gana nada importante. Y si lo ganara, pues casi igual. Se van a emitir en horarios intempestivos. A ver quién es el listo que se levanta a las cuatro de la madrugada para ver los saltos de trampolín o el lanzamiento de pértiga. Y encima las medallas no son de chocolate. Todo accesorio, todo inane, todo buyate.


Él nunca lo haría

Sin embargo, FRANK RIJKAARD –recordad, siempre en mayúsculas- representa la templanza, la clase –como jugador y ahora como entrenador-, el sabuarfer y la excelencia. Nunca agrede verbalmente a nadie y sus ininteligibles palabras solo permiten connotaciones positivas. Aquellos que arremeten contra él están cegados, no rigen, serán castigados y lo saben. El destino solo distingue entre los buenos y los malos, y los buenos estamos de parte de FRANK.

Desde esta tribuna proclamo mi NO a los juegos olímpicos y mi SÍ a FRANK. Aunque no sirva para nada.



Lo único que me gusta de los juegos olímpicos