13 de octubre de 2006

Un escrito antiguo

Llevo días con una sequía mental aguda y tampoco quiero rellenar el blog de vídeos del youtube (a excepción de La selección musical del día). Por eso me he puesto a rebuscar por el PC y he encontrado un texto que escribí hace unos años cuando estaba de bajón. A ver qué os parece:

Vacío

Y dejo de mirar la esquina para cebarme en mi sexualidad manual. Dispersión o concreción. Todo o nada. Mejor nada. Cero. Vacío. Camino de punta a punta sin detenerme a pensar en los antecedentes o en las consecuencias. Ni siquiera en los remordimientos. Aun tocando los extremos al mismo tiempo, el hastío y el aburrimiento se erigen como mis principales virtudes.
[...]

Y no paro de no hacer nada. Entonces aprovecho para huir. Me voy a la etílica irrealidad en un viaje psicotrópico de cuarenta grados de intensidad. Una y otra vez, el humo que me traspasa hace de mí un ser etéreo y desaparezco de nuevo inyectado en sangre. Si vuelvo a mi condición sólida, la verdad se muestra en blanco y negro. Es cuando los espejos cóncavos del callejón del Gato filtran los estímulos a percibir. Por eso me gusta más el otro lado, en el que caigo por un abismo de cadencias sexuales y etílicas, perdiéndome por los sitios que elijo, sin saberlo, al azar.
[...]

Y sólo encuentro ayuda en la esquina de la habitación, traspasándola con la mirada y convirtiéndome en un espectador del todo pasivo. La soledad me ataca en la multitud, aunque me bombardean con preguntas ambiguas. Entonces, mi carácter transparentemente opaco dificulta toda relación convencional y, muy a menudo, la barrera del autismo parece que se puede flanquear con facilidad. En ese momento, puedo deducir que yo ya no soy el que se refleja en el espejo.
[...]

Y muere el sueño en demasiadas noches donde las miradas van dirigidas al infinito y las ojeras son ya una razón de ser. Una sombra lasciva me aprieta contra mí. Mantenemos un espectacular pulso y ella siempre vence, a pesar de que muchas veces me dejo ganar y, por eso, no sé de quién es la victoria, ni contra quién he luchado. Después sólo tengo que esperar a que se repitan los ecos de la culpa, que me golpeen y que me maten un poco más.
[...]

Y ya no soy el que piensa, el que habla, el que mira, escucha y siente. Lo mío es la alienación. Cada día me encuentro externo al mundo o, incluso, a mí mismo. Y noto como una voz interior me narra cuánto está sucediendo, analizándolo todo para no llegar a ninguna conclusión.
[...]

Y sigo siendo intangible porque me inunda el vacío. Un vacío hueco, pero profundamente lleno, cuya contradicción me dirige a ninguna parte para continuar sin hacer nada.
[...]

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder espero que te encuentres mejor de tu estado menudo rollo me as colao.

Unknown dijo...

Supongo que sobreviviste a ese abismo sino no te podríamos leer ahora. Es un alivio porque vaya jodienda. Cógete un par de cervezas (sin congelar) y déjate llevar a un estado más chispeante.

Saludos

Joan dijo...

Excelente consejo, sobre todo por lo de las cervezas, jejejee. Juro que no las vuelvo a meter en el congelador.