2 de julio de 2009

Funcionar


Ser novel en la conducción te hace descubrir nuevas facetas de la personalidad, tales cómo el instinto asesino mientras-te-muerdes-la-lengua o la pérdida de respeto ante cualquier manifestación de la ley, código de circulación y líneas continuas. También descubres cómo vehículos con edades superiores a los diez años te llevan, pero sólo funcionan a medias. Es como si su edad se pudiera equiparar a la de los perros, cada año equivaldría a siete. En mi caso particular voy a tener que llevar mi Renó Carraca a vivir a una granja y autoengañarme para evitar las lágrimas. Uno de los peores dolores de cabeza que sufro reside en la segunda marcha. Yo creo que se ha declarado en rebeldía y se niega a entrar, como diciendo “A mí me dejas en paz, pon tercera, hombre”. Cada vez que arrastro la palanca hacia abajo simulando el movimiento escaleril encuentro resistencias, ruidos –yo diría que incluso he oído voces- y todo tipo de estridencias. La segunda está en huelga. Al menos no hay piquetes en las demás marchas.

Así, cada vez que pongo segunda, me acuerdo de lo que teóricamente debería funcionar pero jamás lo hace o, si funciona, ocurre aleatoriamente y siempre en perjuicio propio. Precisamente, un claro ejemplo de tal disfunción es la reproducción random, shuffle o aleatoria de emepetreses, cedeses y similares aparatejos. ¿Quién inventó semejante mentira? ¿Hay alguien aún riéndose desde el otro lado de la patente? Si lo tuviera delante no dudéis que le arrojaría el guante a la cara en claro reto atávico. Cargo quinientas canciones. Activo reproducción aleatoria. Sorpresa. La misma canción cuatro veces en un intervalo de veinte minutos. Nos quieren volver locos. ¿Quiénes? Ellos.

Sólo reproduce en modo shuffle, para morirse


Otro ejemplo de disfunción es la cadena del váter. Me siento en la taza –curiosa analogía ¿alguien ha bebido en una taza de tamaño igual o superior a un váter? O ¿alguien ha defecado en una taza de café?- y excreto mis deposiciones –finamente, que cago, vamos- y cuando llega el momento del diluvio universal para las heces, el botón llega hasta el fondo emitiendo un click de intensidad menor al sonido del cambio de marchas pero con un deje similar, como diciendo “¿Es a mí?”. Otra vez la rebeldía. Entonces -jamás hagan esto en casa- abro la parte superior de la cisterna. En mala hora. Aún lloro al recordar semejante dispositivo de ejes, contrapesos, tuercas y demás objetos irreconocibles.

Da Vinci, cabrón


El mundo se te cae encima, quedáis advertidos. No existe mecanismo similar en el mundo de tal complejidad. Yo diría que si no es obra de Leonardo Da Vinci y sus intrincados dibujitos marronáceos, ha de ser un diseño inteligente del espacio exterior. Es el momento de sacar a la luz mis conocimientos avanzados de fontanería: mirar por encima, tirar y/o empujar el primer objeto que aparente solidez y, finalmente, dar un par de golpes en el lateral de la cisterna alternándolo con un ts ts ts de desaprobación.

Por último, el maligno nos envía señales a través de las copias de las llaves. ¿Alguna ha funcionado a la primera? Se conoce algún caso, pero no se ha podido comprobar jamás, sólo eran rumores. Entrar en la cerradura, entran, pero a la hora de girar… nada de nada. Bueno, nada, no, un sibilino click click émulo de las quejas anteriores, como diciendo “No abro. Que no, que no abro”. He llegado a creer que es una conspiración de las ferreterías, sin embargo, tal teoría se viene abajo ya que, al llevar a repasar las llaves, no te cobran nada. ¿Cuál es el sentido entonces? ¿Hacernos perder tiempo? ¿Provocar nuestra ira para crear un sentir general de odio y resquemor hacia las cerraduras en general?

Aparcar, llegar a casa, poner música e ir al baño es un suplicio. Optaré por ejercer de peatón, vivir debajo de un puente, obviaré el emepetrés y lo de la retención intestinal ya veremos, que el campo es muy grande.

9 comentarios:

Folks dijo...

Siempre puede ir al retrete de El Corte Inglés (Ya puestos, no se va a ir al Alcampo).

Manuel Márquez dijo...

Ya me lo suponía, compa Joan, ya me lo suponía: hasta ahora, habías conseguido esquivar la conspiración universal contra tus rutinas existenciales, pero ya veo que se te acabó la tregua, y también a tí te ha llegado la hora. Paciencia y resignación, hermano, no te queda otra...

Un fuerte abrazo y no luches contra imponderables: inútil que briegues...

Corpi dijo...

Yo tenía un tío que después de la primera siempre ponía tercera, nunca le vi poner la segunda, y mira que era complicado hacer el cambio con el cambio de marcha. La pobre C-15 sabe lo que tuvo que sufrir.

Josep dijo...

No sabes, Joan, lo bien que me ha sentado leer esta reseña tuya:¡No estoy solo!¡También le pasa a otro!

Lo de la marcha lo arreglé con el doble embrague, que es un método que me explicó hace años el suegro de mi primo, que había sido taxista: búscate personaje similar, porque no sabría explicártelo.

Lo del inodoro, acabado con un cubo de agua yatomalpolculoelmalditobotón....

Lo del mp3 y el random me tiene loco y espero que a alguien se le ocurra la forma de arreglarlo, porque ya me sé de memoria "la canción" y estoy harto... ;-)

Una alegría comprobar que no tan sólo sigues en vena, si no que aumentas el nivel... :-)

Salutacions.

Joan dijo...

Sólo entro en el Corte Inglés si tengo que visitar el rincón del Gourmet. Y si no es armado con varios cientos de euros, desisto.

La lucha contra imponderables es mi fuerte, compa Manuel.

Joer, Corpi, entre el doble embrague y esto creo que volveré a la autoescuela. No me enseñaron nada por lo visto.

Josep, fundaremos un club en contra de lo aleatorio falso y a favor de la aleatoriedad real. Sí, yo seré presidente y usted vocal, los dos únicos miembros.

Raimon dijo...

Tengo un conocido que tuvo durante muchos años un 127 con tres marchas: segunda, tercera y quinta, creo. Así que no se queje, que al menos usted puede arrancar en primera, ¡todo un lujo!

Josep dijo...

De lo que vuecencia sea Presidente, con gusto seré yo vocal.

¿Se paga bien, eso de las vocalías?

Salutacions.


p.d.: Mon: eso de la quinta marcha del 127 es una alegoría fálica. De nada.

Mar dijo...

bicicleta, bus, pie... en fin, que lo mejor es no tener coche, claro que hay ocasiones (no, no veo muertos) en las que lo echas en falta y echas mano de lo primero que pillas (que tenga coche).
Lo de las cisternas, igual tenemos que volver a la cadena de siempre... no se... y el random... ¡canta!
Besos aleatorios

musicarlos91 dijo...

Si es que si algo puede ir mal, irá peor...
Pero en fin, son pequeñas cosas de las que te das cuenta que no sólo te pasan a ti^^ Un saludo!!