3 de septiembre de 2008

De cómo me convertí en un rey efímero

Mi nueva condición robótica me trajo hace un par de semanas la primera de las innumerables sorpresas que me depara mi estatus actual. Los engranajes que instalé en mis brazos, ahora los llamo cariñosamente palancas de la muerte, me han dotado de una fuerza inusual. Con ellas ahora rompo, doblo y hago trizas todo lo que se me antoja que no es poco. Coches azules, esquinas de calles, farolamen de autopista y sillas de terrazas sufren mi ira metálica. De ahí que el ejército mandara a mi casa hace un par de días un regimiento de ciento cincuenta mil hombres, varios centenares de helicópteros, tanques y demás parafernalia militar. Un simple vaivén de las palancas de la muerte bastó para aniquilar semejante molestia. Derrocado el ejército, el Congreso se postró ante mi figura, modelo de superhombre, sugiriendo que tomara las riendas del país. Y así lo hice. Pero no como presidente, sino como rey absoluto y, ¿por qué no?, tirano como pocos.

Mis primeras decisiones causaron furor en el departamento presupuestario y, al alimón, calaron hondo en el populus, situando a cada cual en su lugar: a mí, en la poltrona, al resto de seres vivos, en las cloacas. Lo primero fue construirme una residencia a la altura del linaje que ostento. Un piso pequeño de dos mil metros cuadrados todo de oro, paredes incluidas, exceptuando los pomos de las puertas que son de gelatina de fresa. El mobiliario es de hachís afgano, ahora legal y obligatorio en este, mi país, y visto ropa cosida a mano con hebras de azafrán.

De los grifos emana Pingus a todas horas y mandé diseñar dos piscinas monumentales. Sí, monumentales. Una de ellas sólo de espuma, por si me apetece darme un baño relajante. En la otra se bañan permanentemente Michael Phelps y la selección austriaca de waterpolo, por si estoy en modo lúdico –tengo un interruptor en el cogote que me permite varios modos, lúdico, colérico, libidinoso y stand by-. Lógicamente, acudo a hacer largos con el octomedallista americano ataviado con una MG 42 y le castigo las extremidades para igualar la contienda. Aún debo perfeccionar mis mecanismos electrónicos bajo el agua. Nota mental: El equipo de waterpolo hace días que no se mueve. Usar la MG 42 de acicate.

Tremendos, los pomos, gelatinescos

Vista esta muestra de poder, el pueblo cloaquero salió a las calles cual marabunta enfurecida y no tuve más remedio que predicar por radios, televisiones y prensa nacional las bondades de las palancas de la muerte para apaciguar a los seres inferiores. “Todo no se puede tener y el hombre-robot soy yo”, “El pueblo sin un líder es como un enjambre de ratas”, “Fostiaré a todo el que se acerque a mi mansión” y arengas similares les iba diciendo. Extrañamente no les calmaron mis palabras dulces y protectoras y, en una sesión de lubricado de engranajes – si no la paso, me chirrían los codos- me arrancaron la pila de botón que genera toda mi energía y me lanzaron a un descampado cual chatarra automovilística.

Ahora ya no soy rey. Tampoco soy robot, no tengo energía. De mi anterior cuerpo, queda mi cerebro destilado y, ahora, desterrado de soporte. Sólo puedo decir: hijos de puta.

17 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

Compa Joan, una duda existencial que me corroe -sobre el resto del relato, poco que objetar...-: la selección austriaca de waterpolo, ¿era la femenina, no...? Ya nos contarás...

Genio y figura, tío, genio y figura.

Un fuerte abrazo.

estanli cuvric dijo...

Menudas cyborgías se debió usted pegar cuando ostentaba ese poder jesusgiliesco, ya le imagino, ya, extendiendo las palancas de la muerte (¿tenazas?) para que una manada de esclavas amarillas, nubias y caucásicas sacásenle brillo... y usted disfrutando del bello equilibrio cromático de sus epidermis desnudas, eh, malandrín...

Josep dijo...

Magnífico el relato de tu aventura-desventura al más puro estilo Robocop.

Creo que tu desgracia no viene por el justo trato dado a la masa cloaquera, sino por el gravísimo error cometido al colocar pomos de gelatina ¡de fresa! ¡puaj! ¡odio la fresa, aunque venga en pomos! ¡sólo fresitas salvajes con nata, por favor!

Si hubieras puesto pomos de chocolate del bueno, de aquel del Riff, y hubieras dejado a la plebe sacarles brillo a lametones, aún estarías en tu lubricado -y quizás lubricoso- trono maiestático.

está claro que la monarquía está en franco declive... :-)

Saludos.

p.d.: ese Manuel que ha aparecido, cual fantasma de Canterbury, ¿es aquel que te robó las dos barricas de Lavagulin y ha estado trasegándolas él solito todo este pasado mes de agosto? ya le vale, ya...
Para otra vez, recuerda: nada de fresa, sólo fresitas salvajes... mmmm...

Joan dijo...

Compa, cuánto sabes de la vida. Pensé que ese dato pasaría inadvertido, pero admitiré que llevas razón. Aunque, bien pensado, ¿tienen que ser de waterpolo? Tremendo ajetreo me espera.

Malandrín hasta la muerte, querido estanli. Percibo cierto aire robotizante en su comentario. ¿Ya se ha hecho implantes?

Cierto, Josep, quizá la gelatina provocó la caída de mi imperio, más prematura que dolorosa, pero caída al fin y al cabo. Apunto lo de las fresas y en referencia al tal Manuel, me pregunto quién será. Tiempo ha conocí uno que fustigaba por doquier la inactividad bloguera... no sé, no sé. Será eso que dices del Lagavulin. Y añadiré que ahora me dedico íntegramente al Talisker, que no lo supera pero también es tremendo.

Saludos a todos

El Hombre de la Pústula dijo...

Gloriosa epopeya ésta del Monarca Mecánico, épica ascensión y caída que me ha parecido como relatada por juglar de rima asonante y acompañado por coro griego de vírgenes vestales, que de vez en cuando enseñaban al unísono el muslamen, coristas al fin y al cabo.

La próxima vez olvide las baterías, ignore las pusilánimes placas solares, fácilmente saboteables con una simple sombrilla, y desprecie por último la sobrevalorada pila atómica. En su lugar, albergue en su herrumbroso pecho un par de enanitos que generen energía a través de una dinamo a pedales. Lo más fiable, se lo digo yo.

Sólo una duda. ¿Qué es PINGUS?

Anónimo dijo...

Tiene pinta usted de robot-rey-tirano de fiar, y no como el otro tirano-rey, el tal Lucas -auténtico joputa-, que anduviere yo pillando ayer al zapping una idiota lucha de sables-luz entre el Skaywalko y un robot luciferino, que no sólo hablare y amenazare -que pase-, sino que también susurrase y profiriese bufidos, cual mónica Seles de antaño al pegar garrotazo, del esfuerzo puro del batallear, se entiende, lo que es, reconózcamoslo todos, no sólo prueba de imbecilidad supina por parte del que caga semejante idiocia, mucho más del que se la traga y la aplude, pagando además. Es también testigo de que el tal tirano-rey Lucas lleva más de 20 años meándose en la fez del friki-mundo.

Me gusta eso de fostiar al vulgo personal y decirle a la cara la verdad, esto es, que son putas ratas. Dice de usía todo cuanto merece y parte de lo que siempre se queda en los tinteros.

Me gusta también la apetencia sonora de la comentarística pustulosa. ¿Han probado a leerla en voz alta? Hasta comentariando rima en consonante, el muy cabronaco...


Salute y todo eso...

Folks dijo...

Se nota que las noticias de las ínsulas tardan bastante en llegar al continente. No me enteré de su ascenso ni de su caída.

Debo estar más atento.

Joan dijo...

Querido Pustulero, el líquido Pingus es el fruto de la vid elevado al precio del oro. No tengo el placer de haberlo catado y si manara incesante de mis grifos, lo dejaría caer por los suelos en señal de superioridad y mientrastanto daría buena cuenta de un par de cartones calientes del excelente Don Simón.

El tirano Lucas, vida putesca, no llega ni a la planta de los escarabajos peloteros que llevo pegados a la suela de mis zapatos. ¿Acaso tiene palancas de la muerte? Menudo mierda. Por cierto, exclamo ¡albricias! al verle por aquí. Sepa.

Fue todo muy veloz, Folken. En su honor iba a instaurar el reggaeton que compuso como himno nacional pero, ya ve, destronado y decapitado quedo.

Saludos

Corpi dijo...

La próxima vez procura soñar que eres el nuevo Nacho Vidal i te cepillas a medio mundo. Te cansarás más, pero te quedarás mejor.

Anónimo dijo...

Qué gran verdad, conozco yo a más de tres y cinco que se dejaría emascular la badajidad a cambio de unas buenas palancas de la muerte. Mendiós, que debe ser lo más.

tia cookie's dijo...

Si es que lo malo de ser un tirano, no es solo serlo si no que hay que parecerlo y eso es muy cansino.
Debería haber provado con una ración doble del diario de Patricia y dos capítulos de escenas de matrimonio cada diez minutos, me han dicho que en la península les atontó tanto que para divertirse la gente escucha una radio que es de curas, oiga!

Marchelo dijo...

Genial, ¡vaya crack!

El Hombre de la Pústula dijo...

Tengo una real duda:

¿Es ud. monárquico o sencillamente juancarlista? ¿O acaso le tira más la guillotina?

A mí la monarquía no me parece mal en sí, siempre que me dejen ejercerla conforme a mis caprichos. Sobre todo en lo tocante al derecho de pernada.

¡Y que viva el humor!

Joan dijo...

Corpi, eso merece un post diferente. "De cómo trepané todo y cada uno de los agujeros existentes en la faz de la Tierra". Queda pendiente

Vida Chusca, las palancas son lo más. Ahora bien, no sé si emascularse es la mejor vía para llegar a ellas.

¡¡No me diga, tia cookie's!! Creo que si pruebo su receta, más que convertirme en tirano, me habría anormalizado. Digo yo.

Gracias, Marchelo. Te debo una visita o varias.

Hombre de la Pústula, creo que ni una cosa ni otra, quizá me considere campechano, más que nada por la rima con tirano. Joan, el tirano campechano. No suena mal.

Anónimo dijo...

pensaba si seras tan lindo como para mandarme tu ultimo blog a mi correo, es decir cada que escribas algo, no me logro acostumbrar a este formato, y de paso (solo de paso) tengo prohibido hacerlo en mi trabajo...no se puede?, esta bien era solo una idea!!!

08181 dijo...

A Manuel Marquez: Si hayq ue elegir una seleccion femenina de algo, por dios que no sea de waterpolo demonios! de voley playa, de hockey yerba, de aerobic...

Al respecto del relato. Suena a un documental chavista!

Manuel Márquez dijo...

Compa Denke, lo del waterpolo es circunstancial, contingente, intercambiable. Pon el deporte que quieras (excepto el parchis y el monopoly -que no están los tiempos para según qué cosas...-).

Un abrazo.