26 de abril de 2007

La lección de anatomía


Ahí está D’Artagnan cortando la cinta inaugural de los dibujos animados que se realizaron en su honor 300 años después y fueron protagonizados por perros –extraño honor, si me permiten-. El ducho espadachín se ha quedado como petrificado y con la mano izquierda en homenaje a Chiquito, es por eso que le han dado un cambiazo: la cinta inaugural por unos músculos flácidos. Rembrandt debía de ser amigo de Rijkaard, El Bosco y compañía, porqué mira que poner a los siete hermanos de Cervantes en el cuadro, todos con el babero, como si se fueran a merendar al paciente, fiambre, voluntario-cobaya o lo que sea (según dice la documentación, un caco llamado Adrien Het Kint), eso sólo lo hace la droga o ¿será que el pintor holandés retrató una escena de Seguridad Social de aquellos tiempos?

Seguro que no distaba mucho de la actual. Ibas por una urgencia cualquiera y, después de una espera mínima de cuatro horas, rodeado de tísicos, tuberculosos, leprosos y sifilíticos, pasabas a una sala donde alguien sin estudios ni conocimiento alguno te seccionaba una parte de cuerpo al azar con un vaso de whisky como única ayuda anestésica –encima se lo pimplaba el matasanos-. Si sobrevivías, te mataba algo que te habían contagiado en la sala de espera. Igualito que en la actualidad. ¿Cómo explicar la presencia de los hermanos Cervantes en la sala? Eso lo dejo a su elección, y es que les abandono momentáneamente: me tengo que ir a que Aramis me ampute los pies, y eso que sólo me duele la tripa.

23 de abril de 2007

El jardín de las delicias


Cualquier excusa es buena para ponerse en pelotas exclamaron al unísono las amistades de Hyeronimus Bosch, más conocido como el Bosco. El problema es que se fueron a un parque de las afueras de Utah, repleto de mormones y personajes ávidos de prohibir sexo, pezones on the air o pensamientos impuros. Ya sabéis, según dicen ellos, el mejor método para evitar embarazos es no tocarse, por ende, el mejor método para no emborracharse es la ley seca, ¿no?

Pero el Bosco era holandés, y se ve que estos europeos son amigos del libertinaje y el pelo rizado cortando el viento, por eso aprovechó la desnudez espontánea de sus colegas y les retrató en El jardín de las delicias. Delicias que aprovecharon sus modelos campestres para empezar a experimentar con lo primero que encontraban a mano, o a pie, cualquier extremidad es buena para el contacto íntimo voluntario.

Y es que el concepto de intimidad es muy relativo. Podemos bañarnos en la playa prácticamente desnudos, pero si nos ven en ropa interior, parece una intrusión de la intimidad. Es por esto que El Bosco se erigió como un hippie adelantado a su tiempo. Un hippie adelantado más de 450 años, se pasó un poquito, por eso nadie entendió nada. Eso sí, a sus amigos que les quiten lo bailado. Y si no, donde hay pelo hay alegría, fíjense en los detalles y verán que nadie hace ascos a nada, sea hombre, mujer, animal, vegetal o mineral. Feliz sexo en público.

20 de abril de 2007

Sin palabras


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Qué bueno el comentarista: ¡Uoooooh! ¡Uoooooh!

15 de abril de 2007

Un euro




Caminando por la calle me encuentro un euro en el suelo, me agacho a recogerlo y se me escapa un pedo sonoro que asusta a un perro embutido en un jersei de cuadros escoceses. La señora que lo pasea, que es anciana y viste bata, zapatillas y pijama rosa, da un sobresalto y suelta la correa. El perro corre despavorido huyendo del metano expulsado y, al mismo tiempo, asustado por el brinco de su ama, cruza la calle en rojo.

Un motorista pelocenicero, chandalero, pendenciero y navajero intenta esquivar el cánido con una maniobra evasiva consistente en un giro acrobático que acaba con sus dientes desparramados por el asfalto. Maldice como un abuelo desdentado (o sea, con los labios hacia dentro) y un transeúnte responsable llama al 112 para pedir una ambulancia y un dentista, claro. La abuela corre, es un decir, detrás del perro que ya le lleva varias manzanas de ventaja.

Ajeno al caos, recojo el euro, que resulta ser una moneda asiática sin valor alguno, y sigo caminando mientras expelo otras ventosidades más discretas pero placenteras y relajantes como la primera. La novia del motorista espera desesperada en el punto de encuentro habitual de magreo rápido, concretamente cuatro manzanas más allá de mi experiencia nuclear. Pulsa un par de teclas en un móvil tuneado y consigue comunicarse con el motero damnificado. Cuando la chica aspaventea sus brazos en señal de asombro, susto y nerviosismo, de su bolsillo caen al suelo varias monedas. Pega un grito ¡TAXI! sube al coche y se va en dirección a su amado, ahora tullido.

Al pasar junto a la calderilla, distingo el destello monedil y, justo cuando me agacho, noto cierto peristaltismo recurrente. Es en ese momento previo al nuevo escape de gas, cuando la abuelita en bata, zapatillas y pijama rosa aparece jadeante y sudorosa y se encuentra al perro huido. Lo acoge entre sus brazos viejunos con un sonoro y ridículo ¡CUQUI! y osa pasar otra vez cerca de mi lado trasero en inminente ignición.

Algunas conclusiones:

- El transeúnte responsable no pinta nada.
- Los pedos sonoros son peligrosos. Amigos, usad siempre silenciador.
- Quien niegue pederse al ejercer de peatón, miente.
- Las ancianas en pijama pasean perros indefectiblemente.

10 de abril de 2007

Un día tristón




Al atardecer, las sonrisas fláccidas se mueven con paso plúmbeo en una alarde de palabras esdrújulas. Una sinfonía de cadencias que no sirve para mejorar el ánimo de un día que ha transcurrido lloviendo lágrimas y gestos. Todos hemos llovido lágrimas. Algunos gestos valían por mil penas. En lo alto de la montaña se pierden las miradas cómplices que se hunden en el intrincado laberinto sepultado. Desaparece la rutina y amanece otra diferente como un dominó. Cae la pieza y oculta el número, pero también muestra otra cara, aunque, por desgracia, suele ser negra. Una pieza menos, una lágrima más.



Dedicado a una que ya no está.

4 de abril de 2007

A propósito de Mühe, una recomendación


A todos aquellos que han disfrutado con la actuación de Ulrich Mühe en "La vida de los otros" (excelente película, bajo mi prisma), les emplazo a alquilar, bajar, conseguir, pedir COMO SEA, la película de Michael Haneke "Funny games". Ahí sí que se sale. Se salen todos, pero bueno.